RIO BRAVO

Un western de paisajes interiores


por Julia Scrive-Loyer

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Como ya saben, amo a Eric Rohmer. Por eso tengo que comenzar este artículo con una cita de él: “No creo que nadie pueda amar realmente las películas sin amar las de Howard Hawks”. Cuando los muchachos de Cahiers du Cinéma lanzaron la política de los autores, identificaron a muchos cineastas clásicos de Hollywood como tal, entre ellos Hawks. La trayectoria cinematográfica de Howard Hawks se extendió durante cuarenta años, en la que hizo películas de todos los géneros posibles, explorando temas comunes dentro de cada uno - temas que pasaban sobre todo por los personajes. Rio Bravo, en ese y muchos otros sentidos, es una obra maestra.

Nació como una respuesta directa a otra película titulada High Noon (1952) dirigida por Fred Zinnemann y protagonizada por Gary Cooper. Tanto Howard Hawks como John Wayne odiaron la película en términos de trama, y ambos tenían la necesidad de reivindicarse en el mundo del cine. Howard Hawks llevaba cuatro años sin filmar nada, y John Wayne llevaba tres haciendo películas alejadas al western y que tuvieron poco éxito en taquilla. Filmar un western juntos fue una manera para ambos de volver a casa. Hawks y Wayne eran famosos por sus pensamientos de derecha, cosa que fue difícil para Montgomery Clift durante el rodaje de la hermosa Red River (1948). Rio Bravo nació con la motivación de ser una respuesta derechista a la película de Zinnemann, que servía como metáfora del Macartismo. Sin embargo, el resultado es uno de los westerns más dulces de la historia del cine, con una lección de empatía y solidaridad, dos conceptos muy alejados de cualquier pensamiento de derecha.

En este artículo hablaremos fundamentalmente de dos cosas - la empatía entre los personajes para poder crecer, y lo que implica un western de interiores.

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Le agradezco el haber visto esta película por primera vez a mi amiga/hermana mayor Chiara Marañón, que a su vez se lo agradecía a su hermano mayor, Carlos Marañón. La vimos una tarde en el aula de guion de la EICTV, y estábamos esperando ansiosamente la secuencia en la que Dean Martin, Ricky Nelson y Walter Brennan se toman una pausa en la trama de la película y cantan par de canciones. Rio Bravo se centra en cuatro personajes encerrados en la oficina de Sheriff del pueblo, esperando un enfrentamiento que llega a cuentagotas y que termina en explosión, con la épica frase de John Wayne a Ricky Nelson: “Let’s make some noise, Colorado”. Pero no se reduce sólo al espacio de esa oficina, sino también al de la cantina/hotel de enfrente, donde se está quedando Feathers, de la que hablaremos más adelante. Roger Ebert, a quien odio excepto cuando estoy de acuerdo con él, escribió sobre la peli en 2009:

Es un Western con todos los artificios del género, pero los personajes y sus conexiones tienen una curiosa realidad; dentro de este sistema cerrado, sus relaciones son plausibles del punto de vista psicológico.

Antes de empezar a hablar de los personajes uno por uno, me quiero detener a algo muy interesante que observaron varios textos sobre la película. Tony Paley escribe en su ensayo para The Guardian:

El uso de los apodos es importante. Los personajes de Hawks están bien dibujados y hay familiaridad entre ellos. El espectador se siente entonces cercano a ellos, y hace fuerza porque las cosas le salgan bien.

John Wayne es John T. “Chance”, pero en realidad es puramente John Wayne. Un hombre derechista y derecho, intolerante a las debilidades de los demás y a las propias y que no quiere pedirle ayuda a nadie. Sin embargo, es también un hombre que se desmorona ante una mujer fuerte, y que termina necesitando a tres amigos para resolver el problema que creía poder resolver solo. Como dice Roger Ebert, sin dejar de ser el arquetipo de John Wayne, John T Chance es el personaje más cálido que Wayne interpretó. Él siempre decía que él no actuaba, sino que reaccionaba, sin embargo son estas pequeñas reacciones las que vuelven humano a este personaje en particular. Ebert dice también:

Chance es siempre la autoridad silenciosa, el que la audiencia espera que los otros personajes impresionen.

Porque su personaje tiene tan poca fe en lo que los rodean al inicio de la película, que estamos esperando todo el tiempo esas pequeñas reacciones de cariño hacia las acciones de sus amigos. Y esto es algo que Tony Paley comenta como una constante en las películas de Howard Hawks. Un grupo de personas que necesitan probarse a si mismos ante ese grupo para recuperar la dignidad o redimirse. El caso más evidente de esto en la película es el personaje de Dean Martin, apodado “Dude”. Rio Bravo empieza con Dude vuelto un desastre y humillado por el alcoholismo. Él trabajaba junto con el sheriff, era el mejor pistolero, era, era, era. Ahora está reducido a arrastrarse por el piso para recoger una moneda y poder comprarse un trago. Dude lucha constantemente contra el alcoholismo en gran parte de la película, y lucha con la mirada enjuiciadora de Chance que conoce sus capacidades. Y lucha también con Colorado, el personaje de Ricky Nelson, que le recuerda a cómo era él cuando joven. “La sobriedad de Dude y su alma están amenazadas en casi todas las escenas [de la película]”, dice Brian Eggert en Deep Focus Review.

Hawks contrató a Dean Martin después de que el cantante llegara a la reunión tempranito por la mañana, después de una noche de trabajo y de borrachera en Las Vegas; Martin desaliñado y resacado, pero se montó en un vuelo charter y llegó a tiempo. Su iniciativa convenció a Hawks, y esto resultó en la mejor y la más tierna actuación de Dean Martin en la pantalla grande.

Yo le tengo mucho cariño a Dean Martin. Rio Bravo fue el primer lugar en que lo vi y lo escuché. El personaje de Dude es entrañable en su vulnerabilidad, por eso cada mirada aprobadora de Chance hacia él nos emociona tanto, pero sobre todo nos emociona cuando él se logra probar algo a él mismo: cuando está a punto de volver a la bebida, decide él mismo que eso ya no es una posibilidad, y devuelve el ron o lo que sea que está tomando a la botella sin derramar ni una gota, es tan hermoso que parece convertirse casi en el momento climático de la película. Otra cosa hermosa que leí con respecto a la relación entre los personajes, y particularmente entre Chance y Dude. Dice SF Said para The Telegraph:

Hawks dijo que le gustaban los “three-cushion dialogue”, en los que nadie dice lo que quiere decir. Rio Bravo está lleno de esto, sin embargo sus momentos más elocuentes están en silencio. La recuperación de Dean Martin del alcoholismo no se demuestra a través de discursos sino en cómo le cuesta enrolar un cigarrillo; y sabemos que Wayne lo quiere porque siempre está listo para darle uno. Esos son los tipos de detalles que conforman esta película.

Luego tenemos a Feathers, interpretada por Angie Dickinson. Como observa Brian Eggert, lo más difícil para John T. Chance no es enfrentarse a los Burdettes - para eso está preparado y además se da cuenta de que tiene un súper equipo - sin embargo, “llega un reto más grande para Chance: una mujer”. Esa mujer es Feathers, apostadora y fugitiva. Ante ella, John Wayne se derrumba y le tiemblan las rodillas, y Angie Dickinson se lo goza. Las mujeres en el cine de Howard Hawks son fundamentales. Son casi siempre parte del team de los hombres, siendo más rápidas e inteligentes que ellos (His Girl Friday) o más atrevidas y libres, como Katharine Hepburn en Bringing Up Baby y Angie Dickinson en Rio Bravo.

Él le dice que “deje de jugar cartas y de ponerse plumas” (...) Ella responde “No, sheriff. No voy a hacer eso. Eso es lo que haría si yo fuera el tipo de mujer que tú crees que yo soy.
— Brian Eggert

Dickinson es tan fuerte como el macho de John Wayne, y lo es incluso más, logrando que generemos empatía con la ineptitud de Chance frente a ella. Aquí de nuevo, el “reaccionar” típico de Wayne es lo que le saca una de sus mejores actuaciones. Su trabajo físico como actor es más difícil que cualquier escena de persecución o de tiroteo que haya hecho en cualquier otra película. Se acerca mucho a la hermosa y tierna actuación de Jeffrey Hunter en The Searchers - otro peliculón del que me hubiera encantado poder escribir.

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Tenemos luego a Ricky Nelson que hace de Colorado, un joven pistolero de un enorme talento y con la actitud más cool y pausada del viejo oeste. Siempre he sido fan de los personajes que tienen nombre de lugares, como Colorado, Mississippi en El Dorado, etc. Esto es algo que se escucha mucho también en las canciones de vaquero, donde las mujeres tienen nombre de estados, como Virginia. Y también en otro tipo de música, como el clásico de standard “Georgia On My Mind”, donde hay un juego con la nostalgia del lugar y del sujeto amado. Esto siempre me hace pensar en Stendhal, y sobre cómo él se puso ese nombre para recordar para siempre el lugar donde más amó.

Sin dispersarme más, la presencia de Ricky Nelson Rio Bravo es fundamental para el interludio musical que mencionaba anteriormente. Dos de las voces más reconocidas de la época, juntas en una pequeña oficina de Sheriff de un oeste lejano. El cool natural de Dean Martin y el poder de seducción de Ricky Nelson. Para mí, Ricky será siempre inmortalizado por su manera particular de mover la cabeza y mirar fijamente a Dean Martin mientras canta. El hecho de que los dos cantantes de la película sean también personajes espejos dentro de la trama no me parece casual. El otro propósito de Colorado es el de recordarle a Dude lo bueno que era antes en su oficio. En esa envidia se genera también combustible para el cambio.

Finalmente tenemos a Walter Brennan, con su personaje Stumpy. Es una lástima que Brennan fuera republicano, porque sino sería mi viejito favorito de toda la historia del cine, compitiendo únicamente con el entrañable Michel Simon. Brennan participó en otras películas de Hawks, notablemente en Red River. Brian Eggert cuenta que cuando Walter Brennan llegó al set de Rio Bravo, le preguntó a Hawks “in or out?” refiriéndose a sus dientes. Stumpy queda sin dientes, malhumorado y hablando hasta por los codos. Sobre la relación de su personaje con el de John Wayne se han dicho muchas cosas, que se resumen todas en que la relación de “matrimonio viejo” que tienen, donde se pelean y se aman sin discriminación, es deliciosamente Hawksiana.

Cada uno de los personajes descritos anteriormente tiene un sentimiento de honestidad, una voluntad de hablar de sus ansiedades, y eso despierta algo en John T. Chance - siente una preocupación casi paterna hacia Dude, vulnerabilidad ante Feathers, admiración por Colorado, y ligereza junto a Stumpy.
— Brian Eggert
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Las películas de Hawks se centran mucho más en los personajes que en la trama. Rio Bravo es un ejemplo de este tipo de relato donde sucede relativamente poco en cuanto a acción, y donde lo importante es la transformación y la unión de estos personajes. Lo que me parece interesante de Rio Bravo en cuanto a Western es justamente esto. Howard Hawks no logró repetirlo en El Dorado, debido a la cantidad de locaciones y continuo movimiento, me parece. El paso de tiempo se da de manera confusa, sin llegar nunca a poder entablar una relación constante con los personajes. Algo que John Ford sí logra hacer en The Searchers. John Ford era enorme en cómo encontraba tiempo para conversaciones sinceras en medio del tumulto, con la naturaleza casi siempre presente. Sin embargo aquí Howard Hawks no nos distrae con fuegos - sólo al final, cuando todo lo otro está resuelto. Nos está hablando de batallas internas y de paisajes interiores. Y para luchar contra esos no hace falta irse muy lejos.

La idea de que las amistades, subrayadas y formadas por nuestras decisiones y acciones, le dan sentido a nuestra vida, es central en Rio Bravo.
— Tony Paley

Dice David Thomson que lo que nos enseña Rio Bravo es que “los hombres son más expresivos enrolando un cigarrillo que cuando están salvando el mundo”. Creo que eso es una muy buena síntesis de lo que quiero decir en cuanto a una película de paisajes y batallas interiores. Hay películas que nos impactan de una vez como obras maestras. Hay otras que eligen un camino más sutil y humilde, como Rio Bravo. Deciden hacerte reír, cantar y sufrir de a poquito, con caras familiares y queridas. Sólo quiero terminar con este último fragmento del texto de Tony Paley, donde cita a Robin Wood, y que casi me hizo llorar:

La crítica Robin Wood en su libro sobre la película, escribe sobre la “decisión existencial” de los personajes. Y en su exclamación “We’re all fools” hay un eco a otra de mis películas favoritas, Limelight. En esa peli del 1952, una deteriorada estrella del Music Hall interpretada por Charlie Chaplin, y una bailarina de ballet suicida (Claire Bloom) se encuentran para salvarse y darle sentido a sus vidas. “Somos todos amateurs”, declara Chaplin en un momento. “No vivimos lo suficiente para llegar a ser otra cosa.”

La grandeza de Rio Bravo está en la vulnerabilidad de sus personajes. Desde todo punto de vista técnico, es una película perfecta - la música, la cámara, la estructura narrativa y el juego actoral. Dentro de ese marco en el que todo funciona, Howard Hawks nos muestra vidas que no saben funcionar, pero que al encontrarse, abrirse y empatizar los unos con los otros, logran mucho más que salvar ese mundo: logran seguir existiendo.

Julia Scrive-LoyerComment