FUNNY FACE

Largometraje | 1957 | Stanley Donen
Artículo escrito por Julia Scrive-Loyer

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Hay grandes combinaciones en la filmografía de Stanley Donen, pero Funny Face es probablemente una de las más perfectas en términos visuales, musicales y actorales. La primera de una serie de películas en las que Donen colaboró con Audrey Hepburn, se le une además la delicadeza de Fred Astaire, ya maduro pero igual de ágil y encantador. La fuerza, el humor, pero sobre todo el pizzazz de Kay Thompson. La música de George y Ira Gershwin, junto con la influencia visual de Richard Avedon, completan esta obra y la elevan.

Dejando un poco de lado el terreno de lo estético, veamos el tema. La cantidad de películas donde Audrey Hepburn tiene que pasar por una transformación (muchas veces física, pero sobre todo mental), me deja muy preocupada. Si ella tiene un “funny face”, ¿qué adjetivos nos quedan a nosotros los mortales? Pero bueno, en esta peli aunque obvio hay una cierta transformación física - más de estilo que de otra cosa -, la transformación más significativa es a nivel mental. Y esto es un cambio que se hace de ambos lados. Tenemos dos mundos supuestamente opuestos: el mundo de la moda y el mundo de lo intelectual. Por un lado se quiere calidad, por otro se quiere “empatía”. Sin embargo ambos se quedan cortos y no logran transitar más allá del terreno de lo superficial. Sólo hay un elemento que logra transgredir ambos espacios y encontrar un terreno común: el amor (¡obvio!)

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Podría pasármela poniendo una cantidad espeluznante de fotogramas. Hay realmente demasiados que valen la pena. Si no es por la cara de Audrey Hepburn es por composición, y si no es por composición es por color. Porque ese color, esos colores. Funny Face es una de esas raras películas a color que te recuerdan por qué el color existe. Y no me refiero al “por qué” en el sentido Hitchcockiano del concepto de color (te quiero Hitchcock), si no en el sentido de puro placer del color. Es una película bella de ver, literalmente. No me digan que ese fotograma de Fred Astaire y Audrey Hepburn, seguidos por ese ejercito preocupante de palomas blancas relucientes no parece dibujado por Disney. Y no es la calidad del video, porque está en muy buena calidad, no se me equivoquen. Hay dos momentos en la película en este lugar, y ambos son así, como vistos desde tras un velo de vaselina.

Y así la película va jugando con los estilos. Hay momentos en los que la influencia de Richard Avedon es súper evidente - toda la secuencia de la canción “Think Pink”. Hay que tener en cuenta que el personaje de Fred Astaire está inspirado en Avedon, y que éste mismo diseñó los créditos de inicio de la peli. Ahí está la respuesta a por qué había escalado tan rápido a tu top 5 de secuencias de créditos. Los guiños a Avedon se encuentran sobre todo al inicio de la película, dónde las fotos que está haciendo Dick, son muy similares en cuanto a estilo (y de hecho es una modelo que trabajó con Avedon, Dovima). Sin embargo cuando viene la parte de las fotos que le hace Dick a Jo cuando están en París, el estilo cambia. Los colores se vuelven fundamentales, vivos, y aquí se juego con el estilo también a nivel de montaje, deteniendo cada foto en el momento del click, y transformándola ahí mismo en pantalla. Cuando estamos en el café el estilo es totalmente otro. Es otra atmósfera, otra música, otros colores, todo más apagado, subterráneo. Sin embargo cuando estamos en la calle, sentimos la presencia de los colores, los azules y los verdes que se mezclan con tonos más rosados. Muy a lo Paraguas de Cherburgo.

Si en Singin’ In The Rain y en Seven Brides for Seven Brothers, la forma dialoga directamente con el contenido temático, aquí también, pero de otra manera. En estas otras películas mencionadas hay una homogeneidad a fin de cuentas, más en la segunda que en la primera, pero en Singin’ también hay, sólo que se hiperboliza. Aquí tenemos diferentes estilos, porque tenemos diferentes mundos, diferentes corrientes de pensamiento, diferentes vibras. Pero al final, todos estos lugares, no son nada más que estética, maquillaje, cliché. Donen está jugando con esto. Se burla tanto de las modelos como de los “empaticalistas” en el café. Todos son ridículos. Ahora, lo único que no es ridículo es el amor.

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Concentrémonos ahora en la historia a través de los tres personajes principales, otra gran triada clásica de Stanley Donen. Tenemos entonces a Jo, la “intelectual”; Dick, el fotógrafo que tiene talento artístico, pero lo usa para lo comercial; y Maggie, la “frívola”. Entonces tenemos a dos mujeres en los dos polos, y a un hombre en el medio que está cómodo tanto con su talento como con su trabajo. El problema realmente lo plantea Jo, a quien deciden elegir como “Quality Girl”, la chica que encarne todos los ideales de la revista Quality. Tiene carácter, es distinta, es hermosa (obvio, aunque por alguna MUY misteriosa razón, ¿Maggie no lo nota en un inicio?). Tiene capacidad de ser tan “bella” como “inteligente”.

La película empieza con Maggie, divinamente actuada por Kay Thompson. En un inicio Maggie está filmada y presentada como una especie de dictadora de la moda. Su personaje entra en la película con algo incluso muy parecido a un tambor militar. Por la manera en que la saludan sus empleadas, nada más les falta decirle “mi capitán”. Ella en un principio no cree que haya una posibilidad con Jo, a la que no se encuentra tan linda pero que sobre todo le parece insoportable. Sin embargo, ella asimila rápido la presencia de Jo y sobre todo asume que es la chica perfecta para representar a la revista. Esa presentación que ella tiene al inicio se suaviza mucho a lo largo de la película. Y claro, si siguiera con esa actitud tan fuerte, el polo de conflicto más importante sería seguramente entre ella y Jo, y Dick se vería olvidado. Lo que sí se mantiene es su “frialdad”. Frialdad que al parecer hay que tener en el mundo de la moda. Ella es una mujer que piensa, no que siente. En ese sentido, es igual a lo que Jo intenta ser en un inicio. Pero por más fría que sea, es la primera de los tres en entender lo que es la empatía.

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Luego tenemos a Dick Avery. Dick cae bastante bien desde el inicio de la película. Nos lo presentan frustrado intentando sacarle ALGO a Dovima para que elevar un poco la sesión de fotos, pero no lo logra. Está cansado de tener que fotografiar mujeres que saben posar pero no pensar. Cosa que se ve perfectamente más tarde en la película cuando está fotografiando a Jo, y a nivel de pose tiene que decirle par de cosas, pero a nivel de pensamiento y de emoción esas dos cabezas van a mil y están perfectamente conectadas.

Antes de que lleguen a este estadio en su relación, Dick demuestra algo que no demuestran los otros del crew cuando dejan la librería hecha un desastre. Dick demuestra empatía, aunque no lo entienda en ese momento y aunque Jo esté demasiado ocupada quejándose para darse cuenta. Pero en ese momento en el que se queda recogiendo los libros junto con ella, realmente se puso en su lugar. Y claro, luego la besa. Tienen que pasar las cosas rápido en estas películas. Uno puede preguntarse si le gusta Jo desde el principio, o si en un inicio esos primeros acercamientos y cumplidos no son más que parte de su oficio. Eso lo entraría más fácilmente en la dualidad temática de los otros dos personajes: todo bien por arriba, todo vacío por abajo. Dick es el que realmente parte estando entre las dos aguas y por eso es el que puede mediar más fácilmente entre Maggie y Jo. De alguna manera, es también el más “normal” en cuanto a sus emociones. No es frío como Maggie, ni “frío” como Jo. Él siente, cuando lo siente eventualmente lo dice, y cuando se pone celoso también. Si hay algo en lo que Dick tiene que aprender a ser empático sería entonces en esta área. Él de hecho se da cuenta de que fue impulsivo al día siguiente de que Jo y él pelearan. Él es consciente de lo que tiene que mejorar, pero el cambio no le viene a él de adentro, si no de encontrarse con el profesor de quien estaba celoso. Al ver que lo que él sentía por dentro no tenía sentido, decide entonces ir a buscar a Jo.

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Finalmente tenemos a Jo. Ella es obviamente la que más cambia en la película porque pasa de ser una chica que trabaja en una librería y no tiene tiempo mental para besar a nadie, a convertirse en un “ave del paraíso”, Quality Girl, enamorada perdidamente de un hombre que se llama literalmente “Dick” (pero que es Fred Astaire, entonces no importa). ¿Qué es lo que sucede entonces para que todo esto no se sienta precipitado e imposible?

Bueno, imposible nos suena a todos los mortales. Pero estamos hablando aquí de la lógica interna de la película. Jo es una chica que evidentemente nunca se ha enamorado en su vida. Posiblemente se habrá dado par de besitos con alguien, pero nada que la saque del estadio. Esto lo sabemos porque ella queda totalmente desubicada después del beso que le da Dick en la librería. La canción que ella canta justo después de eso “How Long Has This Been Going On”, explica todo lo que estamos intentando decir en este párrafo de manera sencilla y clara. Jo se ha pasado una gran parte de su vida metida en los libros y soñando con ir a París para conocer al Profesor Flostre, ícono de la corriente de pensamiento del “empaticalismo” que suena más a una especie de fórmula de auto ayuda que una corriente filosófica en sí. El principio de esta corriente es que a partir de conectar con los otros, uno conecta con uno mismo. Sin embargo, Jo es una persona que no tiene ni la más remota idea de lo que puede significar conectar con ella misma, porque a su manera, al igual que Maggie, ella también es fría. O por lo menos distante. Tiene carácter y es explosiva - tiene muchas emociones sobre todo negativas a flor de piel. Pero nunca antes de ese beso había conectado con esa parte emotiva eufórica. En su lista de prioridades después de que acepta irse a París está:

  1. Conocer al Profesor Flostre.

  2. Que Dick la vuelva a besar.

Hay evidentemente un problema en el orden de esta lista. Sobre todo porque el segundo viene antes que el primero, lo que ya te da un indicio de que algo va a salir mal. Segundo porque una vez que conoce a Flostre, se da cuenta de que está hablando con un hombre y no con un filósofo. Pero cae en la trampa antes de darse cuenta. Y ya Dick está celoso, ya dañó toda la presentación de Quality - LA razón por la que fue a París, y para la que Dick le pidió un mínimo de empatía y entendiera el grado de responsabilidad que tiene el trabajo para con los demás. Una cosa a notar es que no es lo mismo un beso robado de Dick a un beso robado de Flostre. Un beso robado de Flostre es una decepción y sobre todo una traición. No se suponía que alguien así tuviese ese tipo de emociones. Ambos besos le sirven a Jo para despertarse, pero es ese beso del profesor el que la despierta ya completa y la saca de ese limbo empático. Entonces así, en ningún momento se trata de una película de gente intelectual volviéndose superficial. Se trata de gente que vive en la superficie y que aprende a bucear hacia dentro. Por allá abajo se dan cuenta de que tienen un corazón, y de que vale la pena compartirlo, ya sea entregándose al romance, o abriéndose a la amistad.

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