THEY LIVE BY NIGHT

1948 | Nicholas Ray


escrito por Julia Scrive-Loyer

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Lo único negro en ti son tus pestañas

Cuando se piensa en Keechie y en Bowie es inevitable pensar en el poema de Salinas que dice “conocerse es el relámpago”. El amor entre estos dos personajes es brutal e inevitable y tiene tanto como nada que ver con sus historias de vida.

Keechie, poco “femenina” al inicio de la película, parece no haber tenido nunca la oportunidad de sentirse mujer. Bowie, recién escapado de la cárcel donde ha estado desde su más temprana adolescencia, parece nunca haber tenido la oportunidad de sentirse querido. Sin embargo estos dos elementos son de poca importancia para los personajes, que se empeñan en ver lo querible en cada uno.

La química de Farley Granger y Cathy O’Donnell es deliciosa. Torpes, cariñosos, naifs, condenados. Ambos conducen voluntariamente hacia un mundo que no es tan redentor como ellos.

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Keechie, ¿qué hora es?

Keechie y Bowie son personajes marginales, cada uno a su manera. Bowie lleva los últimos años en la cárcel y Keechie también de alguna forma. Encerrada en el medio de la nada junto con su padre alcohólico, Keechie no creció con la posibilidad de explorar ni de explorarse. De ahí la rapidez en decidir escaparse junto con Bowie.

Desde el inicio de la película los vemos fuera de las decisiones importantes. Los adultos planean en la cocina mientras ellos sueñan en el garaje. Las situaciones se les presentan cuando ya son ineludibles. Hay que robar un banco, ahora hay que robar otro, más les vale que se vayan de esta ciudad. Mientras tanto, Keechie y Bowie se hacen ilusiones en los espacios de limbo: la carretera, la noche, una cabaña en el medio de la nada. Sueñan con ir al cine, con hacerse regalos, con vivir como se vive “allá afuera”, a plena luz del día. Pero mejor refugiarse en un tiempo que no existe, uno que sólo comparten ellos, en sus relojes que parecen dar la hora que quieren escuchar. Como dos niños, juegan a adecuarse a un mundo que no está dispuesto a acogerlos.

Los otros personajes que orbitan alrededor de ellos están igual de inadaptados. Los dos compañeros de prisión de Bowie son incapaces de salir del círculo vicioso de la delincuencia. El padre de Keechie es incapaz de separarse del alcohol. Mattie es posiblemente la única que cumple su objetivo con determinación, pero no sin cierto grado de “castigo”.

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Un corazón no aguanta tanto

Por culpa de esta inapdatación, los personajes de esta película son desde un inicio personajes trágicos. En este aspecto es que esta película se aleja de un thriller y se acerca a un melodrama, o incluso a una tragedia.

El melodrama lo da el componente crucial de la historia de amor imposible entre Keechie y Bowie. Mattie se lo avisa a Keechie desde el principio, Bowie nunca dejará de ser “jailbait”, presa de cárcel. Dejando entender que el hecho de haber estado en la cárcel ya te apresa de por vida, incluso tras haber salido. Y Mattie sabe de lo que habla; su esposo está en la cárcel, pero ella está haciendo todo lo posible por sacarlo.

Parecería que los personajes están encerrados en la fábula de la rana y el escorpión. Pero las líneas que dividen ser una o el otro son finas y complejas. Al final todos parecen tener dentro de ellos parte rana y parte escorpión. Ahí reside la tragedia. Todos quieren salvarse, pero ninguno puede escapar de su naturaleza, de su pasado y sobre todo de la crueldad que los rodea.

Los círculos viciosos rodean a los personajes, pero solamente porque a la sociedad no le conviene creer en el cambio.