PALACE OF SILENTS
por Manuel Omar Mejía
La resiliencia de la vida, como del cine silente, es retratada en este documental que se enfoca en la supervivencia de la última sala de cine silente en Los Ángeles. Pizcas de ternura y de crimen envuelven este misterioso cine llamado parcamente “Silent Movie Theater”, pero su historia es mucho más vistosa e irreal de lo que aparenta.
La película cuenta la quijotesca aventura de John Hampton y su esposa Dorothy al abrir esta sala de cine silente en 1942. Conocemos sus luchas económicas, los pocos espectadores que normalmente tenían y las triquiñuelas que hicieron para mantener en pie el sueño. Una audacia que en ese tiempo ya era de por sí una locura, y que en la actualidad parecería imposible sostener. Pero henos aquí en el 2020, y ni depresiones económicas, ni pandemias, ni aliens, ni abejorros asesinos, ni los famosos disturbios de Los Ángeles en 1992 han podido quitar de la faz de la tierra al “Silent Movie Theater”.
La historia se narra a través de las experiencias de los clientes y de antiguos empleados. Esto da una sensación de intimidad al documental y nos hace desear, como espectadores, haber estado ahí cuando se inauguró ese cine — poder haber visto la colección de rollos de película únicos e invaluables de los Hampton. Incluso nos hace desear haber conocido a la pareja en persona, porque aunque en apariencia eran quakers puros de corazón que no matan ni a una mosca, ¿a qué locos se les ocurriría abrir una sala de cine mudo? Exactamente… a nadie más que a un par de locos.
Y si continuamos con ese raciocinio, ¿a qué otro loco se le ocurriría mantener el cine abierto al fallecer John Hampton? Exactamente… a otro loco, como lo fue el segundo dueño del cine, Laurence Austin. Porque algo tiene esta historia: ese tipo de personas “greater than life”. Personajes que parecen de mentira pero que fueron y son de carne y hueso, con sueños, ambiciones y como dije antes, pizcas de maldad o al menos triquiñuelas.
En algún punto en el documental, se compara esta sala de cine con el mismo Hollywood. Una alusión a la elegancia y al art deco, escondiendo un crimen y misterios truculentos. Porque en esta utopía, además de King of Kings, se presentó un caso criminal, donde la muerte acompañó a una serie de arrestos y conflictos económicos. Como si el “Silent Movie Theater” fuera un Sunset Boulevard en físico; con cuatro paredes, un techo, un piano para acompañar las cintas y un proyector de 16 y 35 milímetros.
Palace of Silents es un documental que invita a soñar, a sentarse y a apreciar esa agridulce belleza de la vida. Hace honor a las películas silentes y a todos esos valientes Quijotes que se atrevieron a preservar estas películas y este cine, como finas pinturas en un museo de imagen y sonido. Sí, sonido, porque las películas silentes no fueron hechas para mirarse en silencio.
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Palace of Silents: The Silent Movie Theater in Los Angeles de Ian Kennedy (2010) está disponible en MUBI