#02
En mi cabeza, Rohmer siempre tuvo cara de viejito. Pero, aunque su poética a algunos les podrá parecer cuadrada, es de los cineastas franceses que, a mi entender, mejor logró retratar a los jóvenes. Su visión sobre los conflictos existenciales y amorosos del ser humano nunca envejecieron; al contrario, se fueron adaptando al contexto específico que imponía cada década, cada lugar. Mientras fue envejeciendo se concentró también cada vez más en personajes femeninos, sin nunca carticaturizar sus estados anímicos. Creo que Rohmer siempre fue un viejito porque fue muy sabio en una cosa: en darse cuenta de que hay conflictos que son eternos, y que justo en eso yace su perpetua juventud.
Artículos sobre Eric Rohmer
Cuando vi esta peli con 15 años, me acuerdo que anoté en mi cuadernito de adolescente wannabe “Gaspard es un loser”. Ese había sido mi resumen del personaje. Creo que sigo pensando lo mismo. Me ha tocado toparme con algunos Gaspard en lo que fui creciendo y sólo sirvieron para recalcar ese pensamiento inicial: Gaspard es un loser.
Como en el teatro, las circunstancias son las que generan el drama, las que despiertan emociones ocultas en los personajes, y son las que generan historias. Digo en el teatro, pero es algo común a todas las artes narrativas, entre ellas la vida misma.
Volver a ver esta película en este momento de mi vida fue un reencuentro que me conmovió mucho. Me conmueve también que sea una de las películas más amadas de Rohmer. Siempre he pensado que hay que confiar en las cosas sencillas.
La palabra, como en muchas otras películas de Rohmer, es un eje central de la película. Todo lo que vamos a analizar en este texto pasa por ella: la posición de cada personaje dentro de la trama, el aspecto teatral de algunos momentos de la puesta en cámara y del quiproquo central de la película, y claro, el amor (“esa palabra”).
La moral es algo muy presente en el pensamiento francés, y por lo tanto en el pensamiento Rohmeriano. Sin embargo la particularidad de esta moral, tal y como la estudiamos en las clases de filosofía y como la ponemos a prueba en el día a día, es que no es moralista ni moralizante.
Ma Nuit Chez Maud es, en esencia, una película sobre extremos: la castidad y la seducción, la casualidad y el destino, la mente y el corazón.