IF BEALE STREET COULD TALK


por Juan Ospina

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Radio Raheem, el personaje poco elocuente pero bien articulado, de la película de Spike Lee Do The Right Thing (1989) entra a la escena con un agresivo track-in acompañado de un golpe de zoom, explicando el significado de sus características manoplas, una lee LOVE (amor), la otra HATE (odio). Raheem explica cómo ambos sentimientos están en una constante batalla, como dos boxeadores en el ring. Para él, como para Lee, el amor y el odio coexisten, como lo hacen caucásicos, afrodescendientes e inmigrantes de cada esquina del mundo en Brooklyn, Nueva York. Para ellos el odio y el amor se turnan victorias tanto en momentos nimios de la vida como en grandes acontecimientos con consecuencias mayores. Esta dicotomía está también presente en la película If Beale Street Could Talk (2018), escrita y dirigida por Barry Jenkins. 

Para Jenkins, sin embargo, la coexistencia de ambos sentimientos no representa una batalla ni mucho menos una pelea. El amor y el odio conviven en Beale Street en una paz superficial que siempre está en un punto máximo de tensión y lo único que contiene la explosividad del odio es la esperanza. En esta película la esperanza es el combustible del amor, es lo que constituye nuestra fortaleza más profunda como seres humanos a la hora de encarar adversidades y es lo que queda después de que el odio arrase con los sueños, las expectativas y las metas de todos a su alrededor. Este será el enfoque de este artículo: cómo Barry Jenkins logra en Beale Street transmitir el concepto de esperanza en la dicotomía del odio y el amor.

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Cabe recalcar que el amor que profesa Jenkins en Beale Street no siempre es amor romántico, filial o fraternal. Este amor en particular nace de un sentido cuasi primitivo de unión, se fortalece a través de la noción de pertenecer a algo más grande y mayor que el individuo. Es gracias a este sentimiento que el odio que reside en todo lo que nos rodea se puede vencer, la esperanza de que todo mejore y el odio desaparezca habita en el amor que Jenkins nos presenta en su película. Beale Street no sólo transmite el sentido de esperanza a través de su narrativa, basada en el libro homónimo de James Baldwin. Jenkins logra crear un lenguaje visual con el que transmite y refuerza este sentimiento durante la película. 

Beale Street narra de una manera no lineal cómo la relación de Tish y Fonny, dos jóvenes afroamericanos de Nueva York, se ve amenazada por una falsa acusación que lleva a Fonny a estar preso. Durante la película vemos como los personajes principales cultivan su amor desde una temprana edad y como este va evolucionando con los años (el amor nunca es unidimensional para Jenkins) mientras que también vamos descubriendo las injusticias y barreras sociales a las que se enfrentan en su día a día, el odio (que por supuesto tampoco es unidimensional) que se opone a su amor y a sus aspiraciones de formar una familia, ya que Tish está embarazada.

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El amor y el odio jamás son unidimensionales para Jenkins, nunca es una cuestión de polaridades extremas sino que trabajan en un espectro continuo. Generalmente vemos este espectro actuando en los personajes secundarios que rodean a Tish y Fonny, especialmente sus familias. Ambas tienen una visión diferente de la relación de los jóvenes lo que permite una exploración más profunda de una situación tan compleja como la que Jenkins nos presenta en Beale Street. La familia de Tish, por ejemplo, muestran un apoyo incondicional tanto a ella como a Fonny pero entienden que esta relación tendrá una dinámica diferente a la estipulada por la joven pareja, saben que el hijo de ellos crecerá en una familia monoparental en una sociedad que Tish describe perfectamente como inequitativa y segregada. 

Para Jenkins el amor adquiere diferentes dimensiones cuando se lee a través de diferentes realidades. Tish y Fonny entienden su relación desde un punto de vista eufórico y soñador, ellos aún tienen sus aspiraciones intactas dada su joven edad. Mientras que para la familia de Tish, el amor que expresan tiene los pies en las tierra, es incondicional pero es limitado por sus contextos sociales e históricos.

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Por otra parte, la familia de Fonny presenta un odio sesgado hacia Tish y su familia, también condicionado por los mismos contextos. Donde la familia de Tish ve amor, la familia de Fonny ve odio. La siniestra injusticia a la que se ven sujetos ha aniquilado cualquier tipo de idea de un final feliz, para ellos, el hijo de la pareja criándose en un hogar en el que el padre está en prisión es un plan que no merece su aprobación ni aliento. 

La incertidumbre del futuro de la pareja llena de inseguridades a la familia de Fonny pero al mismo tiempo le permite tanto a la pareja como a la familia de Tish llenarse de esperanza. Este viene siendo el rol principal de la esperanza para Jenkins en Beale Street, la noción de que el amor es y será el vehículo por el cual la macabra situación actual de los personajes puede cambiar.

La forma principal, o más evidente, de como Jenkins transmite el sentimiento de esperanza es a través de la yuxtaposición del amor y el odio hilvanando escenas sin orden cronológico. Esta manera no lineal de recontar la narrativa abre espacios para contemplar en paralelo lo que sienten los personajes principales en momentos en los que cierto sentimiento es más constante. Este tipo de edición o montaje funciona como una expansión del efecto Kuleshov, en el que una imagen adquiere un significado diferente a través de la yuxtaposición con otras imágenes y la matemática precisión del montaje Sergei Eisenstein en el que el emparejamiento gráfico de las imágenes añade al significado final de la composición. En el caso de Beale Street esta resignificación raramente ocurre con imágenes consecutivas sino que se extienden a través de la historia de Tish y Fonny. 

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En un momento vemos a Fonny, Tish y Daniel (un amigo de Fonny) compartiendo una cena improvisada en el apartamento de Fonny. La cámara flota delicadamente entre los comensales siempre llenando el encuadre con al menos dos personajes, así mostrando el apoyo físico y presencial que tienen entre ellos. Sus manos se entrelazan y sus rostros esbozan sonrisas que se ven resaltadas por la iluminación, que es cálida y hogareña. Más adelante vemos cómo Tish vuelve al mismo apartamento después de visitar a Fonny en la cárcel. La cámara está estática, encuadrando el cuerpo de Tish desde lejos, contrario al uso de close-ups y primeros planos en el momento mencionado anteriormente. El apartamento es iluminado por una lúgubre luz natural que entra por los ventanales a nivel del suelo. La calidez de antes se ve contrastada por la frialdad de un apartamento que ya no es hogar. 

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Sin embargo, apenas Tish entra al apartamento, encendiendo la luz, la calidez vuelve. Ella se sienta sola con sus pensamientos en medio del lugar y la cámara de repente deja su posicionamiento lejano y se acerca a ella. El plano americano con el que la escena comienza lentamente evoluciona hacia un plano medio. Aunque el hogar que Tish y Fonny habían construído se ha visto deteriorado (así como su relación) dada la situación legal del último, la esperanza, en este caso encarnada en Tish no se ha ido. El amor incondicional que siente Tish por Fonny y su hijo es lo que combate el odio que llevó a su pareja a la cárcel y la frialdad a la que es él sujeto día a día en aquel ambiente hostil.

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Como este paralelo existen muchos otros en Beale Street, en los que generalmente muestran a Tish con y sin Fonny, evidenciando como la batalla entre el odio y el amor es algo cotidiano. No obstante, siempre que Tish o Fonny se empiezan a ver consumidos por el odio que los rodea llega un recuerdo, un acto de solidaridad o un simple gesto que revive la chispa de esperanza de que sus vidas volverán a ser como antes.

La decisión que hace Jenkins al utilizar a Tish, Fonny y su relación como vehículos para transmitir esperanza le permite al director presentar la dualidad amor versus odio a través de distintas herramientas visuales que se repiten a lo largo de la película. Los personajes de Beale Street son ilustrados como pequeños bastiones en donde el amor, la esperanza, y la humanidad florecen en un ambiente sumamente hostil y detestable, como lo describe Tish: “la muerte que le espera a los jóvenes como Fonny puede tomar muchas formas, pero es muy simple, la causa es muy simple también, a ellos siempre les han dicho que no valen una mierda.” En el mundo de Tish y Fonny en el que el odio está sistematizado (e institucionalizado), su relación es la única fuerza transgresora a este sistema que nos presenta Jenkins. Este aislamiento nos permite comprender los abusos e injusticias cometidas a gran escala y como los más mínimos detalles devuelven la esperanza de que todo puede cambiar para bien.

Visualmente Jenkins se adecua a esta narrativa siempre encuadrando a Tish y a Fonny con un enfoque poco profundo. Prácticamente, los personajes tienen que acercarse a la cámara para poder ser vistos (y escuchados). A su vez, esta herramienta permite comprender la naturaleza de su particular situación. Lo que le sucede a Fonny y a Tish: la falsa acusación de él, la falta de apoyo legal y económico, y la crianza de un hijo en un hogar monoparental; son situaciones que suceden a diario en el mundo (tanto diegético como no diegético). Por ende, el uso de este tipo de enfoque es una manera de poner en evidencia miles de historias como la retratada en Beale Street. Los personajes literalmente deben dar un paso adelante para que su voz y sus historia sean escuchadas, sino su grito se perdería entre la multitud, así como los personajes se deshacen en el fondo mientras se alejan de la cámara en un toma con enfoque fijo. Estas tomas aíslan al personaje del mundo exterior, del odio y la injusticia, abriendo un espacio para que los personajes se expresen, no obstante esto también los deja en soledad, vulnerables.

Jenkins utiliza este concepto y lo expande en las visitas de Tish a Fonny en la cárcel. Los personajes no sólo están aislados el uno del otro a través del uso del enfoque con poca profundidad de campo, sino que también Jenkins compone estas imágenes teniendo en cuenta la existencia del vidrio que separa a los amantes. Esta barrera física evita el tan ansiado contacto (más allá de palabras) entre los personajes y es, junto con el enfoque fijo, lo que desnuda la vulnerabilidad de la pareja ya que es en este espacio en donde la mayoría de su relación toma lugar. Es aquí donde la oposición entre el odio y el amor lleva a cabo la mayoría de sus diálogos manifestándose en el fútil intento de la pareja en entrelazar sus manos o por la simbólica retirada de Fonny en la que su cuerpo se funde fuera de foco con el fondo.

Sin embargo, las tomas con poca profundidad de campo en las cuales los personajes se ven aislados, solitarios y vulnerables son paralelas a las tomas en las cuales los personajes transgreden este confinamiento físico y psicológico al cual están sujetos. Como ilustré anteriormente, durante la escena de la cena con Daniel en casa de Tish y Fonny, la calidez física entre los personajes es uno de los puntos más fuertes de la oposición odio/amor que nos presenta Jenkins. Es en estos momentos en los que la esperanza resuena de una manera más vigorosa. Tal y como con Daniel en el comedor, hay otros momentos en los que un gesto físico redimen al personaje de su soledad; cuando Tish le revela a la familia de Fonny que está embarazada con su hijo, su madre y hermana acuden a su rescate fundiéndose en un abrazo. La posición original de Tish, sentada con su cabeza colgando de sus hombros, adquiere un significado completamente diferente cuando es abrazada por sus familiares. Tish ya no está sola en el encuadre, su madre se agacha para estar a su nivel mientras que su hermana reposa su frente sobre su cabeza creando una unidad, una red de apoyo que sin decir una palabra proclama que este momento Tish no estará sola.

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De todos los momentos de Beale Street en los cuales Jenkins logra resaltar el sentimiento de esperanza hay uno que sobresale gracias a su cualidad de presentar los paralelos antes mencionado en una misma escena. Después de que Tish y Fonny tuvieran problemas por encontrar un apartamento dado su color de piel y la profunda segregación racial presente en Nueva York, ambos llegan a visitar un lugar con potencial para formar su nuevo hogar. La escena comienza con un track-in de un personaje desconocido, de él sólo vemos su espalda y su kipá mientras sube varios pisos por unas escaleras maltratadas en un ambiente industrial. Segundos después aparece Fonny, que aunque sigue al primer personaje siempre está mirando hacía atrás para revisar a Tish. Con un corte vemos a Tish, reaccionando al estado fabril de las escaleras. Jenkins encuadra a Tish sola, con el enfoque fijo poco profundo, resaltando y aislandola de lo que la rodea. Tish no se siente cómoda en este espacio ni con el personaje desconocido. Sus experiencias previas la llevan a estar a la defensiva, sabiéndose, fuera de su propio ambiente donde todo puede llegar a ser hostil.

El personaje desconocido, Levy, resulta ser el dueño del lugar. Al abrir la puerta vemos un espacio vacío, lleno de luz natural. Un espacio completamente diferente a los anteriores en los cuales la diferencia entre una iluminación cálida o fría demarcaba de inmediato el humor (estado anímico) de la escena. Este, por primera vez en la película es un espacio en blanco, de alguna manera, un espacio libre de prejuicios. Fonny y el dueño ven la evidente decepción en la cara de Tish. Ella duda en varios momentos como Fonny y ella podrían construir un hogar, y cada vez que profesa su inseguridad al respecto Jenkins la encuadra, de nuevo, aislada en un plano americano, centrada y con poca profundidad de campo. Tish y el espacio no son uno. 

Pero cuando Fonny y Levy intentan explicar cómo será el espacio en el futuro después de remodelaciones, ambos son encuadrados con el espacio a través de tomas en las que los personajes y el fondo están en el mismo nivel. Ellos creen que este lugar puede ser un hogar, no sólo por los argumentos que dan: “Es un trabajo en proceso”, “compartiremos el espacio como una comunidad” sino que también por la manera en la que Jenkins los encuadra con el espacio. Es aquí cuando la esperanza entra en escena, Tish empieza a bajar su guardia y a entender el significado de este espacio. Cuando vocaliza sus inseguridades después de esta intervención, Tish empieza a compartir el encuadre con Fonny, ella deja de estar aislada.

En un momento Fonny empieza a explicar cómo estaría el apartamento organizado, dónde podrían sus muebles, cómo serían sus rutinas. La cámara en este instante se despega de los personajes y comienza a flotar por el espacio, guiada por las explicaciones de Fonny. La cámara adopta un punto de vista imaginario de la pareja, como si sus mentes estuvieran proyectando una imaginación colectiva mientras revisan y organizan un apartamento que sólo existe en papel. El movimiento elíptico a través del espacio culmina con los tres personajes encuadrados en un plano entero con una alta profundidad de campo. Tish ha dejado de estar sola e incómoda. Ahora el espacio y los personajes por fin son uno, Tish finalmente se dejó permear por la esperanza que Fonny emana y Jenkins utilizó el lenguaje que había estado estableciendo durante toda la película para demostrarlo.

A continuación, lo que sólo era un proceso mental imaginativo entre Fonny y Tish se materializa cuando él junto a Levy empiezan a mimicar una mudanza. Ambos fingen cargar diferentes tipos de muebles mientras Tish los observa sonriendo. Ella se ha movido junto con ellos, dándole la espalda a el gran ventanal que ilumina todo el espacio. Cuando Jenkins muestra la reacción de Tish a la reconfortante mímica de Fonny, el director decide hacerlo con una toma con iluminación sobreexpuesta. La luz del ventanal detrás de Tish la da un aura religiosa, como si ella fuera parte de un vitral. El blanco predominante en el encuadre alimenta la idea de que esta imagen es generada en la mente de Fonny, ya que él ve, ama y venera a Tish con una pureza e inocencia extraordinaria llevándolo a ver inclusive las situaciones más paupérrimas (como este apartamento) con unos lentes distintos, filtrando el odio y llenándolo de esperanza. Sin embargo, este sentimiento es recíproco, Tish le permite a Fonny ver el mundo con más esperanza así como él se lo permite a ella. Jenkins refuerza esta noción en la siguiente toma cuando Fonny entra en el encuadre sobreexpuesto. Ambos hacen parte de esta fantasía de un mundo justo en el que prime el amor. Por sí mismos este sentimiento jamás sería lo suficientemente fuerte por ende la proximidad física y el sentido de pertenencia es tan importante para su relación como para Jenkins y es por esto que es admirable la fortaleza y el deseo de ambos de permanecer unidos incluso durante el trágico paso de Fonny por la cárcel.

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Concluyendo, la trágica conclusión de Beale Street es sólo lastimosa superficialmente. Sí, Fonny debe pagar por un crimen que no cometió, Tish tiene que criar a su hijo sin la presencia de su padre y las aspiraciones de la pareja se ven obligados a cambiar, pero cuando en últimas nos queda la resiliencia de Tish, la fortaleza de Fonny y la esperanza compartida por la pareja de que todo va a mejorar, algún día. En la escena final de Beale Street, Jenkins nos muestra a una familia que a pesar de sus condiciones logra merendar juntaos en la cafetería de la prisión donde Fonny paga su condena. El vidrio que los separaba ya no existe, los tres comparten una mesa en ladonde pueden sentirse y tocarse. La iluminación vuelve a ser como la del apartamento antes mencionada;, haces de luz blanca inundan el espacio mientras que la familia es encuadrada en un plano entero con alta profundidad de campo. En el fondo: otras familias comparten de la misma manera. En el final, la historia de Tish y Fonny se funde con muchas otras en las que ocurre lo mismo. Jenkins refuerza el concepto del colectivo, de pertenecer, como nociones fundamentales de la esperanza, como combustible del amor. La oposición del odio y el amor no da un ganador ni un perdedor en Beale Street, sino que resalta la naturaleza de ambos sentimientos coexistiendo en un mismo lugar.

Juan OspinaComment