THE BREADWINNER

Nora Twomey, 2017


por Rita Lozano

8CAC5F6F-7972-45C9-B8E4-7D29A2012443_w1200_r1_s.jpg

Esta película dirigida por Nora Twomey, basada en el libro de Deborah Ellis, nos habla de una realidad desafortunadamente cercana, ya que algunas de las cosas que se viven en Medio Oriente, también suceden en esencia, pero bajo otros parámetros sociales en Africa, India, Latinoamérica y muchos otros lugares, en donde las mujeres no tienen igualdad de derechos, acceso a la educación o libertades como los hombres.

Al principio se muestra el patrón cíclico de la historia que se repite y cómo las generaciones han visto pasar tiempos de paz y luego de guerras, sucesivamente. Ha habido muchos muertos, pero al final, también sobrevivientes. Los cuentos persisten para dejarnos las enseñanzas imborrables, tanto de las épocas de tranquilidad, como de aquellas turbulentas.

Se plantea esa unión de la niñez con la capacidad de fantasear, y una adultez que rompe esa característica, con la posibilidad de decepcionarse. La madre de la pequeña Parvana le advierte: “no tengas tanta prisa por crecer, puede que no sea lo que esperas.”

¿Acaso la historia del elefante en la montaña y las semillas es la historia que todo ser humano debe enfrentar ante su más grande empresa? Hay un mensaje visual, representado por los colores como breves respiros en medio de la adversidad; es la belleza del mundo, que inevitablemente existe, que la veamos o no.

Mientras en la historia de Miyazaki, los villanos están representados por altos mandos llenos de poder, en The Breadwinner, la maldad es algo que está a la vuelta de la esquina acechando y esperando el momento oportuno; no hay que darle la oportunidad de que te atrape. Es un lugar en donde existen los golpes que tardan días en sanar, el dolor, el cansancio e incluso la muerte. Podemos observar que ser un adulto no es tener un arma, ni detentar el poder sobre otro, o poder matar. Sin importar la edad, ante el miedo más profundo, todos se conviertan en niños asustados.

Lo que no se dice, también deja un impacto grande, como el enojo y la impotencia de una chica a quien se le forzará a casarse en un matrimonio arreglado en el que se la ha puesto como moneda de intercambio igual que una mera cabeza de ganado, o la mirada del miedo cuando se va a la guerra. Así como la comprensión o un buen corazón aún en tiempos tan crueles. Las flores existen como vigías ante la tragedia, generada por la humanidad, para sí misma. Aquí vemos un paisaje desértico de medio oriente, pero si nos detenemos a pensar un poco, lo mismo ha sucedido históricamente en cualquier campo de batalla donde se hayan enfrentado a muerte dos o más personas.

Sin embargo, a pesar de todos estos hechos que han persistido a través de los siglos, también se encuentran los latidos de un corazón anhelante, que como un tambor mágico, retumba y resuena hasta avivar la voluntad inquebrantable que te hace seguir adelante a pesar de las adversidades; Una música que sin duda yace dormida en cada persona y despertará en el momento necesario cuando llegue la hora de crecer. Nada tiene que ver con la edad, la actividad laboral o la sexualidad que usualmente se asocian a la madurez. Tiene que ver con ese punto intangible que usualmente tratamos de ubicar en algún lugar imaginario en nuestro interior entre el corazón, la mente y la esencia de cada uno.

Rita LozanoComment