HAUSU

Largometraje | 1977 | Nobuhiko Obayashi
Artículo por Manuel Omar Mejía

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Hausu en pocas palabras es la epítome de un cadáver exquisito. Es decir, cabeza decapitada que vuela por los aires y muerde traseros, pelea kung fu de una chica con troncos asesinos y un esqueleto que baila mientras una chica es devorada por un piano de cola. Esta es la belleza y el poder que Hausu tiene como película de terror y comedia. Una obra que es tan difícil de explicar como de recomendar, porque al mismo tiempo en que se recomienda, uno tiene que recomendar el abandono a los prejuicios y convenciones que tiene del género de terror.

Siendo breves, Hausu es la historia de un grupo de amigas (Gorgeous, Mac, Kung Fu, Melody, Fantasy, Sweet y Prof) que visitan la casa de la tía de Gorgeous donde sufren fenómenos paranormales. En 1977, esta idea que para no era nada original, pero el ambiente surreal, los personajes absurdos y los efectos especiales épicos, la diferencia de las demás películas de terror - y películas en general.

En un inicio la película fue concebida por la productora Toho como una versión japonesa de Jaws. Es decir, un remake japonés de algún éxito estadounidense. Sin embargo el desarrollo duró años, y la idea quedó atrás. Viéndose la productora en peligro de quedar en bancarrota, confió con recelo la producción a Nobuhiko Obayahi para hacer algo nuevo y alocado que llamara la atención del público. Obayashi era un director de comerciales que luchó durante años para dirigir esta película. Un director nada convencional que contó con la participación de su hija pequeña para realizar el guion.

Había grandes problemas de confianza entre la productora y este director novato, una historia ambigua y un casting que en su mayoría consistía de actrices no profesionales. Aún así, Obayashi logró crear un film que toca la delgada y difícil línea entre comedia y terror. Conceptos que de por si pueden ser contradictorios, crean en Hausu una exquisita mezcla de surrealismo y sensibilidad.

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El comienzo de la película nos presenta un mundo extraño por medio de técnicas cinematográficas, como la edición aberrante y voluntariamente bizarre, slow-motions exagerados, rotaciones de video y un uso indiscriminado de la música. Algo más parecido a un videoclip de hora y media que a una película.

El surrealismo se ve de la misma manera en la presentación de un mundo demasiado feliz (aun en momentos devastadores), sonrisas por doquier, esplendoroso, demasiado melodramático para ser real. Resaltando a los personajes principales, personajes unilaterales que definen su carácter por sus propios nombres, como Prof, la chica inteligente del grupo, Mac, la chica glotona del grupo, Melody la chica que toca el piano. Esta exageración de elementos propone al espectador un alejamiento de la realidad, un medio de mostrar el dispositivo narrativo y poder hacer, lo que puede ser un discurso o crítica a la sociedad japonesa de ese tiempo. En algunas entrevistas, Obayashi declara que el trauma de la tía de Gorgeous - perder a su prometido durante la segunda guerra mundial -, se debe a que él mismo perdió a todos sus amigos de infancia durante el bombardeo atómico en Hiroshima (su ciudad natal). Lo que le da otra capa de sentido al absurdo de la película.

Es imposible no tener en mente todos estos elementos aberrantes y surreales sin pensar que lo que se pretende es aparentar un mundo tan idílico que esconde suciedad debajo de él. Lo que nos puede remontar a trazos de David Lynch, que nueve años después estrenaría su aclamada Blue Velvet, donde pondría en pantalla un concepto similar; al comienzo se muestra un suburbio magnético y pintoresco, cuando en realidad debajo del suelo por donde caminan hay mugre y muerte. Así como en Hausu los vecindarios son pacíficos, las personas trabajan a un mismo ritmo mientras martillean y cantan en inglés. Sin embargo, esto es falso, pues a algunos kilómetros, vive un fantasma, la tía de Gorgeous que tras haber perdido a su prometido durante la guerra, caza con rencor las almas de las niñas.

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Más adelante en el film, el estilo se vuelve un poco más conservador en términos de edición, dejando el peso del absurdo en las situaciones en sí. Obayashi exponencia la locura al dejar que las chicas experimenten fenómenos paranormales que traumarían a cualquiera de nosotros de manera severa, pero que los personajes superan con un abrazo o un simple “¡Oh vaya, ha de haber sido una ilusión!”. 

Una vez en la casa embrujada, los mencionados efectos especiales toman las riendas de la película. Cabezas y ojos gigantes que flotan, pianos que comen personas, esqueletos danzarines, personas que se conviertan a bananas - tal vez siguiendo el idiomático inglés “that’s bananas!” (“¡Eso es una locura!”). Estos son efectos especiales que, como el mismo guion, tenían una mirada infantil; mostrando al público una nueva manera de ver el cine de horror. Una película ajena a la seriedad que tienen los grandes clásicos como El Exorcista o The Shining, sino algo donde se pretende desdibujar la línea entre el horror y la comedia.   

La recepción de la película fue mixta, como es de esperarse. Fue un éxito en taquilla pero un fracaso en la crítica. Muchos años después, en 2009, tuvo su lanzamiento a nivel internacional y cobró reconocimiento como una película de culto y una de las películas que una persona tiene que ver antes de morir.