CASTLE IN THE SKY
Hayao Miyazaki, 1986
por Rita Lozano
Aunque se cuenta una historia fantástica inspirada en la isla flotante mencionada en el libro de Los viajes de Gulliver, es justamente una crítica a los estereotipos sociales y de género, pero mostrada de manera afable a través de la comedia, como estudios Ghibli y Hayao Miyazaki acostumbran, para tocar temas más trascendentales.
Con un steam punk super light con el que Miyazaki fue construyendo su propio universo y haciendo guiños en sus películas posteriores - ya fuera con alguna maquinaria, las características de las ciudades y hasta la fauna -, mezcla elementos reales, como los autores literarios mencionados, con tecnología que, para nuestros días, podría parecer inalcanzable. Esta dualidad de fantasía y realidad, es también representada por la presencia necesaria del bien y el mal para que el mundo exista.
Se centra en Pazu, un niño que vive solo y tiene un trabajo pesado, que se provee a sí mismo y sabe cocinarse él mismo. Tiene algunos hobbies y hasta unas cuantas mascotas. Se diría que hace todas las cosas que un adulto independiente tiene que lograr para subsistir, pero vemos claramente que es un niño. Esas cosas son parte de la vida, pero en esta película, veremos que son otras las que hacen que un chico se convierta en hombre.
Se ponen en entredicho las frases comunes como “sé razonable como un hombre”, contrapuesto con la decisión de luchar por lo que se quiere lograr, aún si se sabe que para eso hay que sortear un mar de adversidades. Eso nos permite cuestionarnos dónde está la verdadera razón y cómo se ponderan las decisiones con los años. Entonces, vencer el miedo para ir en pos de algo o amar, albergando a alguien en tu corazón de tal manera que seas capaz de darlo todo por su bienestar, son pasos bastante coherentes en ese camino de crecimiento.
Así como nos enfrenta a la imagen de un niño que pasa por una serie de eventos inusitados y por momentos terribles para madurar, también nos muestra a una humanidad que a pesar de los miles de años que lleva en el planeta, sigue comportándose como un niño, lleno de actitudes egoístas y pueriles, peligrosamente acompañadas de la adultez y del poder; como la avaricia por las cosas materiales - al igual que el infante que ve algo bello y lo quiere poseer sin importar las consecuencias -, y el deseo enfermizo de que los demás hagan lo que uno desea, que con una corta edad es propio de un pequeño caprichoso, pero que con el tiempo, se traduce en el deseo de control o dominio sobre otros. Actitudes que lamentablemente a lo largo de la historia han llevado a la tragedia y a la guerra a poblaciones enteras.
Esta película se planteó hace 34 años. ¿Qué cosas tiene que vivir la humanidad para madurar? Tal vez hoy en día ya estamos lidiando con algunas de esas situaciones y tratando de redireccionar nuestros pasos, en el ánimo de lograr un presente mejor, siendo parte consciente de este mundo, fluyendo con la vida y con la naturaleza al ritmo de las estaciones, como los versos que cita uno de los personajes.