DETRÁS DE TI VIAJO A OTRA REALIDAD

Lo que cuentan los personajes que van detrás de quien conduce una motocicleta


por Lauren Fernández Lora

Luego de ver Dólares de Arena, película dominicana dirigida y escrita por Laura Amelia Guzmán e Israel Cárdenas, me doy cuenta de lo mucho que me gustan y de lo bien que me hacen sentir las escenas donde los personajes principales de la historia van de un lugar a otro en una motocicleta. De inmediato, revisito otras películas que tienen esa misma acción y me acerco un poco más a los personajes que hacen el recorrido. Hasta llegar al punto de encontrarme con los recuerdos de mí misma años atrás, cuando regularmente tenía que tomar un motor para llegar a mi casa tarde en la noche. Confiar en una persona que conduce una motocicleta, al principio es difícil, pero ir detrás de esa persona te permite escuchar y sentir su corazón, lo que va generando empatía y cierta confianza.

Estas escenas en el cine, para mí reflejan una intimidad inmensa entre el personaje que conduce y el personaje que va detrás, quienes transmiten la cercanía de sus cuerpos de una manera, obviamente física, pero también emocional. No hay diálogos entre ellos, lo único que se puede apreciar es el sonido del motor y algunos sonidos del ambiente que les rodea. Cada uno de los personajes mantiene una postura diferente durante el trayecto y nos cuentan con sus expresiones dos realidades paralelas.

He escogido 6 películas de mi preferencia que tienen este tipo de escena, de las cuales me he fijado más en el personaje que lleva la mayor carga emocional sobre lo que está sucediendo en su vida en ese instante, ese personaje es quien va detrás del que conduce la moto. Ese viaje, ese trayecto, ese momento, es un respiro de horas y horas aunque parezcan segundos, sobre lo que le ha pasado o lo que está a punto de pasarle a ese personaje en la historia. Quien conduce es el refugio de estos pasajeros, porque para ellos representan protección, seguridad y a pesar de sus demonios, los comprenden y les dan un afecto que los absorbe hasta la eternidad. Pero quien va detrás del que conduce envía un mensaje al espectador, en este caso a mí, del cual el conductor no se entera, porque es como un secreto o una declaración que el personaje que va detrás no quiere aceptar:

“Le necesito, y por este momento contra su espalda, estoy viajando a una realidad, donde nunca le voy a dejar ir”

Fallen Angels de Wong Kar- wai, Rosetta de Jean-Pierre y Luc Dardenne, Amélie de Jean-Pierre Jeunet, Wild Reeds de André Téchiné, La Double Vie de Véronique de Krzysztof Kieślowski y la ya mencionada, Dólares de Arena, son las películas que tienen estas maravillosas escenas que tanto me cautivaron. Todas cuentan historias completamente diferentes y cada personaje es único. Pero lo que todas tienen en común es ese viaje en motocicleta, algunas dentro de un contexto romántico y otras dentro del contexto de la amistad.

Explorar estas conexiones humanas tan excitantes y fugaces a través del cine, me parece increíble, porque trasciende la realidad de los sentimientos que se generan entre dos personas, sentimientos que se controlan dentro de una relación incontrolable. Y esa brevedad que dice tanto sin decir nada, se inunda de incertidumbre, de melancolía, de esperanza, de tristeza, de complicidad  y hasta de felicidad. El personaje que va detrás, en la motocicleta, no ve nada más que sus propios pensamientos, mientras que el que va conduciendo tiene la visión clara del camino, es quien guía, y por tanto, toma una decisión que probablemente cambie la vida de la persona que lleva detrás.