COHERENCE

Dir. James Ward Byrkit (2013)


por Manuel Omar Mejía

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Coherence se convirtió, inmediatamente después de su estreno, en un clásico de culto sci-fi / low-budget. Es una película admirable que seguramente muchos aspirantes a cineastas (incluyéndome) miran con admiración y mucha envidia por no habérseles ocurrido una idea tan estupenda y realizable a ellos mismos. Es una película que te cautiva desde el segundo uno y no te suelta ni al terminar los créditos.

Ocho amigos se reúnen para una fiesta de vinos y chismes mientras un cometa pasa por la tierra. El cometa, en un inicio, no es más que un buen tema de conversación ya que ocurren algunos sucesos extraños, como la falta de recepción telefónica y algunas pantallas de celulares quebradas espontáneamente. Sin embargo, nada de eso se compara con los sucesos siguientes, donde todo será muy difícil de asimilar.

El cometa que pasa por la tierra ha trastornado el espacio de la casa. A lo episodio de Rick & Morty o de Twilight Zone, se han creado varias realidades de la casa, cada una con diferentes versiones de los amigos donde todos son “lo mismo pero diferente” y estas diferentes realidades están una al lado de la otra, con solo cruzar las calles del vecindario que permanece en completa oscuridad por un bajón de electricidad.

Aunque la trama parezca destinada a un sinfín de diálogos científicos que sólo físicos cuánticos entenderían, como Primer o Interstellar, esta película llegó a tomar el camino opuesto. Los personajes en esta historia no son científicos, van desde bailarinas de ballet (como Em, la protagonista), a asistentes sociales, pasando por actores que han visto mejores días. Lo único que llegamos a saber de este cometa y el posible efecto que tiene en el ambiente viene de herramientas orgánicas de guion. Obviamente, las mayores revelaciones de lo que está pasando vienen de la interacción con las demás versiones de la casa y de ellos mismos.

Dicho esto, podemos tocar uno de los aspectos de mayor importancia en la película: la creación de personajes y las actuaciones en sí. Porque la película, sin efectos especiales, sin manipulaciones extenuantes de cámara, con una edición sonora orgánica y una edición sobria, hace descansar todo el peso de la historia en las actuaciones. Por el estilo “amateur” que tiene el film, gran parte de la audiencia y de la crítica creían que todos los actores (de por sí desconocidos en la industria) eran amigos en la vida real. Lo cual fue desmentido por ellos mismos y se dio a conocer que ni siquiera se conocían antes de la grabación. Lo que añade mucho mérito a la película, ya que estas actuaciones dieron vida a un grupo de personajes de carne y hueso, con miedos y fallas, con alegrías y actos viles. Y es que es tan importante el elemento de quiénes son estos personajes como individuos y sus relaciones con los demás, que cosas que aparentan ser superfluas como dudas existenciales con tu pareja, o confesiones de infidelidades pasadas, tienen tanta importancia para la trama como el hecho principal de estar atrapados en un experimento accidental a lo gato de Schrödinger. 

Los personajes fueron creados, en parte, por los mismos actores, ya que el director de la película James Ward Byrkit dio a estos actores y actrices solamente outlines de la historia y les dio una total libertad de improvisación. Una técnica ya utilizada varias veces en el cine y que en este caso fue lo que dio mayor fuerza a la película. El mismo guion de la historia, según el director, no era más que un tratamiento de doce páginas en el que había trabajado por más de un año y la película se rodó en cinco noches en la misma casa del director. Este tipo de dirección y dirección actoral, con el uso de una cámara libre entre la fiesta de los amigos nos da una mirada voyerista que llega a intimar aún más con lo que está pasando.

Hay un elemento de terror que se esconde a simple vista pero que al pensarlo no se te escapa de la mente. Es el hecho que la mayoría de personajes se encuentran en una dimensión ajena a la de ellos. Es decir han abandonado su realidad al acercarse a la otra casa y con eso han acabado en otra realidad que aunque muy parecida ¡no es la de ellos! Surgen las dudas de lo que haría uno en tal caso: esa persona se parece a mi pareja pero no lo es, cómo reacciono con ella o ¿sí lo es? ¡No, no lo es! Ni mis amigos, ni mis padres, ni mis abuelos… ¿estarán con vida mis abuelos en esta realidad? ¿Podré regresar a mi dimensión original, a mi realidad?

Este vacío existencial terrorífico se pone ante los ojos de estos personajes que no tenían mayor pecado que el de reunirse esa noche para tomar unos tragos. Ahora, por estas fuerzas cuánticas, están o estarán atrapados en dimensiones que no son las suyas, están en realidades posiblemente fatales, posiblemente mejores pero de lo que es seguro es que son ajenas. Este terror los llena de paranoia al no confiar uno del otro y los hace cuestionar las intenciones de “sus otros yo” con mucho pánico: ¿será que mi otro yo en esa dimensión es un psicópata y estamos en peligro? ¿Será que alguien en otra dimensión tendrá un arma y nos va a masacrar? 

Coherence es un verdadero tour de force. Es una película que comienza con conflictos inter e intrapersonales, se desarrolla más adelante a una escala sci-fi cuántica y termina con revelaciones perturbadoras de los personajes, especialmente de la parte de Em. Hablando así de la naturaleza humana y cómo afrontamos como individuos lo conocido y lo desconocido.