ZABRISKIE POINT

El arte como voz irreverente y el grito agónico de un malestar reprimido

Michalengelo Antonioni (1970)


por Eduardo Ceballos

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PRIMERA  PARTE : RAGE AGAINST THE MACHINE

Zabriskie Point fue un éxito. No digo mi primera afirmación en este ensayo con intención irónica pero con gran  convicción. Esta película desagradó a su público, “perdió” cantidades absurdas de dinero y dejó a Estados Unidos con un claro mal sabor de boca con respecto a Antonioni, pero ¿qué es el éxito sino el simple hecho de lograr un cometido?  Esta no era sólo una película, sino un claro acto de rebeldía en sí misma,  un insulto muy sofisticado si se quiere, logrado a través de lo que para el buen Jean-Luc Godard es lo único que se necesita para hacer una película: Un muchacho, una muchacha y una pistola. Entonces, puedo decir sin muchos problemas que como ardid dramático de un gran dedo del medio a la sociedad americana esta película es un triunfo.

Antonioni, aparte de ser un claro sinvergüenza, también nos presenta el retrato de una cultura, un malestar y la fantasía de los que lo padecen, y ¿qué cultura? El cine Americano de los años 60 no estaba en crisis por pura casualidad; el mundo de los Estados Unidos se encontraba en una crisis social y por tanto sus productos culturales debían encontrarse en crisis en igual medida, porque mientras sus jóvenes crecían, empezaban a rechazar el modus operandi de este universo y las lógicas que lo habían pavimentado, he aquí el triste mártir del mundo moderno y el trágico héroe de esta historia que se nos cuenta, el joven estudiante ardido, no como personaje pero como arquetipo y representación histórica de la juventud sublevada, quizás a un nivel universal. Me sorprende cómo al revisar la historia se  evidencia  cuanto es una experiencia común para el mundo entero que detrás de cada oscilación del péndulo histórico haya tanta sangre derramada de los retoños de la sociedad, como si el Status Quo se resistiera tanto al cambio que prefiriese comerse a sus propios hijos. Ya lo decían los griegos, desde Saturno.

La juventud es la condensación más pura de todos los elementos del cambio, el joven es el avatar de la metamorfosis social, pero así como es el indudable recipiente de todo este potencial transformativo es de igual manera sometido a la terrible presión de la inercia social, rígida, inamovible, inmutable e indiferente, y puesto que su mera existencia lo implica como fuerza del cambio de igual forma su mera existencia lo hace ser atacado por una agresiva e insuperable resistencia  que lo niega a él y a todo lo que implica su voluntad. Para el sistema solo existe quien sirve al sistema, todo lo demás es subyugado, así el individuo es obligado a tomar una de dos opciones: El exilio o el acoplo, tener voluntad sin voz, o tener voz sin voluntad.

El joven estudia (idealmente) en el impulso de comprender, de tener voz y voluntad, y en esta recién nacida intelectualidad descubre que algo le molesta, que algo en este mundo en el que se mueve “no le cuadra” y no funciona, pero en su inmadurez solo es capaz de percibir este desequilibrio y no de identificarlo y/o combatirlo, al menos no efectivamente, y así tan pronto como es iniciada esta prematura búsqueda de la verdad, lo que encuentra son más preguntas que aparentemente a nadie le interesa responder o escuchar, aquí, frente a ser ignorado es que el joven abre por segunda vez los ojos, y choca contra la indiferencia y la terrible fuerza inamovible del mundo, dada su enorme impotencia su malestar se transforma, y como toda gran energía cruda y volátil, en el descuido se vuelve fuerza destructiva. Desde la impotencia el malestar se transforma en gran ira que arremete contra todo al no saber el origen de sus males, contra la ley, contra la industria, contra el sistema. Ira contra la Máquina.

No es para nada sorpresa entonces que estos sean los “héroes” de Antonioni en este relato en específico, pues esta película es un ataque a la Máquina, y un acto irreverente de creación. Al escuchar la anécdota que dio inspiración a esta película comprendemos las intenciones de Antonioni y de cómo Zabriskie Point es una respuesta a la indignación y un cubetazo de agua fría a la industria. Muy bien lo ilustraba Godard en “Le Mépris”  La industria Americana no tenía idea de dónde venía su decadencia y del por qué las generaciones más jóvenes rechazaban este mundo en el que habían crecido. Ingenuamente, la industria buscó la respuesta en directores extranjeros, esperando que estos contaran las mismas historias con las que hollywood llevaba 50 años alimentando al pueblo americano, ciegos al hecho de que estas narrativas se habían agotado y necesidades mucho más profundas agobiaban al mundo, pero así como para el rico productor de “Les Mépris” nada importaba más que su visión y su dinero así era para La Máquina, y Antonioni dijo a la Máquina “bienvenido sea, dame tu dinero y te denuncio con él”. 

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SEGUNDA PARTE : ANGRY YOUNG MEN

Antonioni retrata la sociedad americana de los 60-70 a partir de 3 personajes muy claros, con esto me refiero a grupos específicos de esta sociedad que son representados en la película, y no a individuos, como Daria por ejemplo. Estos tres personajes colectivos son los estudiantes, Juventud enardecida e indignada, Los policías como instrumento de opresión y los empresarios y hombres ricos, la burguesía indolente de los Estados Unidos.  

Abrimos la película con una coalición estudiantil, una especie de falsa intriga de predestinación, pero ya es muy tarde en mi ensayo para estar hablando de si esta película es postmoderna o no, me interesa analizar otras cosas. Este grupo heterogéneo de estudiantes   está reunido  con lo que aparenta ser una necesidad en común y sin embargo su encuentro es conflictivo, sus convicciones llenas de fracturas. Somos lanzados in medias res dentro de esta discusión porque no importan realmente cuales son sus demandas o contra qué luchan , para empezar, quien sea que fuese familiar con el contexto histórico encontraría innecesario cualquier tipo de aclaración, ser un joven Americano en los 60 y no estar sublevado era una incoherencia, pero para quien sea que no sepa que implicaba exactamente este momento histórico, entenderá que sea cuales fueren las circunstancias de lugar o de tiempo,ser joven y estar sublevado, es más que razonable, y deja de ser importante (al menos para la universalidad de la película) si es que estos son Hippies o Punks y solo interesa el malestar que los acomuna, pues Hippie fue solo un nombre más de los muchos que toma la indignación. 

Lo importante de esta escena de apertura es precisamente como nos sirve de anclaje al mundo que nos propone la película, y como empezamos a comprender los elementos que la componen. Siendo una película compleja como es, es una sorpresa como al pensarlo un poco se revela la simplicidad de sus elementos. En la incapacidad de entenderse entre ellos a pesar de sufrir el mismo mal se encuentra la primera muestra de la opresión, el control existe en cómo las raíces de esta sociedad lleva a estos individuos más fácilmente a discriminarse y deligitimisarce entre ellos, que a ponerse en definitiva de acuerdo contra el sistema que provocó estas diferencias. “Nuestra sociedad está cayendo lentamente en el fascismo” se oye gritar. Aquí hay un guiño del realizador, al fascista, le importa poco la cultura, la desconoce y no se sensibiliza ante ella, la cultura es marca de lo humano, para el fascista lo humano le es indiferente, esto es importante para el momento de presentar nuestro segundo personaje colectivo: La fuerza policial, que en el mundo de la película ( y de muchas instancias de la realidad) No es más que  instrumento de la opresión. 

Antonioni nos muestra la brutalidad gratuita, hay un uso excesivo de la fuerza, una incongruencia de escalas. Es el propósito de los policías silenciar sin excepción, no existe un diálogo, pero peor aún, no hay una verdadera lucha, solo un esfuerzo en vano, la tragedia de la sublevación es la terrible realidad de la escala del enemigo, la máquina ataca sin piedad a individuos que solo buscan respuestas. La escena de la comisaría me pareció una forma estupenda de Antonioni para empezar a darnos su punto. Un Profesor de historia es interrogado entre los detenidos, pero este no es simplemente un profesor, es un emisario de la cultura, una representación de un entender un poco más noble, cuando preguntan su profesión y nuestro personaje responde “Profesor titular de historia”, es simplemente descartado, “ demasiado largo, empleado” y con eso es ignorado cualquier valor cultural, así como al protestar por el bienestar de los estudiantes detenidos, dicen “ no dijo que era doctor” así ignorando cualquier valor humano. 

El tercer personaje colectivo que se nos presenta es la industria en sí misma, el enemigo invisible pero siempre presente de los valores de la juventud, la gente que se sirve del Status Quo, representado en estos empresarios y sus proyectos de bienes raíces, y las vallas tras vallas tras vallas de publicidad en las calles y sus conversaciones banales. La escena del carro mientras suena la radio es mi favorita, porque me parece el resumen definitivo del problema, la clara muestra del punto de esta película. Suena la radio en el auto mientras van dos hombres en el, y la radio nos cuenta de terribles protestas, intervenciones policiales, muertes durante la guerra de vietnam, resaltada tres veces con un tono irónico exquisito, y ¿de que nos hablan estos caballeros? De los millonarios, de cuales ciudades tienen más millonarios en los Estados Unidos porque al final todo es sobre el dinero, no sobre la gente que muere, sobre la sociedad que se desmorona, sobre los derechos de la gente, es solo sobre subir y jamás mirar hacia abajo. Solo hay que dejar a los de abajo comerse entre ellos. Es la mentalidad actual, es sin duda la misma de 50 años más luego de los 70, en la que a los ricos de la sociedad no les importa si existe o no el calentamiento global, pues ellos para cuando llegue la catástrofe ya estarán muertos, y habrán vivido sus groseras vidas en ridículo exceso.

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CONCLUSIÓN: KABOOM, OR WAY TOO ANGRY YOUNG MEN

La mansión no explota. Por dios que es una representación subjetiva, porque no veo qué sería si no fuese así. Es la culminación del malestar, de la terrible indignación no solo de los personajes, sino nuestra como espectadores a lo largo de la película, es la fantasía irrealizable del joven dolido que solo puede cerrar sus puños muy fuertemente y gritar contra la máquina, la explosión es un despliegue simbólico de ira que funcionaba muy bien entonces y sin duda funciona igual de bien ahora, es la destrucción de todo ese exceso, es una venganza, insignificante, pero al menos de gran peso como símbolo. La explosión es la catarsis, y el grito de Pink Floyd en el fondo es nuestro gran alarido contenido. 

Eduardo CeballosComment