EL ESPEJO


por Laura García Benitez

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Hay directores que te muestran lo feo y aterrador que puede ser el mundo. Y luego está Tarkovsky, que nos regala en El Espejo la belleza. 

La primera vez que vi El Espejo fue un viaje, un reencuentro, algo que ni siquiera podría explicar con palabras — la conexión con cada imagen fue tan profunda que sentí haber vivido esos momentos que en realidad nunca habían sucedido. 

El tiempo y la vida se llevan de la mano — desde que nacemos estamos destinados a morir. Tarkovsky se expresa desde sus memorias, sueños y realidad haciéndonos entender el tiempo como una simple idea. Podemos recordar e irnos directamente a ese episodio de nuestra vida. Aunque no nos traslademos físicamente, lo hacemos mentalmente al lugar y a la hora que deseamos.  Por esa razón el cine es tan poderoso, porque nos permite viajar en el tiempo desde un presente intacto. Permitiéndonos sentir y conectar con aquello que nos identifica. El cine es una maquina del tiempo que buscamos constantemente ya sea para irnos al pasado o para viajar al futuro. Sembrando en el espectador esperanza, reflexión y empatía.  

El personaje de Masha es muy potente — intriga, inquieta —, y como espectador quieres saber todo lo que pasa en su interior: esa añoranza de tener a su familia unida jamás desaparecerá, esperando a un esposo que quizás nunca volverá. El poder de ser madre, una madre que cuida a sus hijos pero que también va a envejecer y va a verlos crecer. Una mujer que en el fondo quizás sólo busca la felicidad. Busca en el mar de lágrimas de su soledad la compañía de alguien que la entienda. Es ese reflejo de Masha mirándose en el espejo que nos hace entender que siempre estamos tratando de encontrarnos a nosotros mismos, tratando de entendernos, de amarnos tal cual somos. Es ese reflejo de Masha en el espejo diciéndonos a todo pulmón que la vida pasa, que hoy somos jóvenes y mañana viejos, que tú, la vida y el mundo cambian constantemente. 

Para mí cada plano dentro de la película es el complemento perfecto a un poema recitado al atardecer: expresando el sentimiento de la nostalgia al mirarse a sí mismo en su infancia, utilizando la naturaleza y el hogar con delicadeza y revelando su complejidad, con una construcción sonora profunda y cuidadosa donde cada detalle evoca en el espectador grandes sensaciones. 

Es muy difícil para mí hablar de El Espejo de manera concreta porque es una película que debe ser sentida. Es una experiencia distinta para cada uno de nosotros, y es una experiencia que amerita ser vivida: conectar con ella y dejarse llevar hacia ese otro mundo, hacia esa otra forma de ver las cosas, hasta quererlas.