THE BIG SLEEP
HAWKS, 1946 | Ah, The Big Sleep. Las dos veces que la he visto me ha frustrado por razones muy distintas. La primera vez fue por la imposibilidad de seguir la línea de investigación de Marlowe a través de la trama (intenté hacer apuntes en un cuadernito y todo, pero no fue suficiente). La segunda vez fue por lo grande que es: Howard Hawks, adaptada de Raymond Chandler, guion de — entre otros — Faulkner y Brackett, Humphrey Bogart, Lauren Bacall. Es grande, y es grande en todos esos sentidos: el equilibrio de poder y la química entre Bogie & Bacall podría sostener la película entera, pero a eso se le añade una trama que nos mantiene en la oscuridad durante casi toda la película — aunque confiamos plenamente en Bogie —, los diálogos deliciosos que son de esperarse de la época, la puesta en escena de Hawks, la atención tanto a las acciones como a las actividades de los personajes, etc, etc, etc. Como dije la semana pasada, Hawks era grande en la atención que le ponía a los personajes, y el “cool” de Bogie está aquí perfectamente atado a sus momentos de humanidad. Los personajes secundarios son dignos de conocer: los malos, los no tan malos, los frágiles, y todos los personajes femeninos, incluyendo a una mujer taxista — me encanta ver mujeres taxistas —, todo, absolutamente todo, hace de The Big Sleep una película mucho más digna de ser vista que de ser contada. — Julia Scrive-Loyer