LONG WEEKEND
por Manuel Omar Mejía
He perdido mi virginidad con el cine australiano de serie B. Y qué mejor manera de conocer este cine - conocido como Ozplotation - que con Long Weekend. Un festín para los amantes de The Birds de Hitchcock, Antichrist de Lars von Trier y Jaws de Spielberg. Long Weekend es una película de serie B que rememora las grandes historias que se escribían cuando nació este género. Donde el director y el guionista se preocupaban por contar una gran historia con el menor presupuesto posible. ¡Y es que esto es lo que tiene esta película! Un guion excepcional y atrayente donde el terror, el absurdo y un fuerte drama humano convergen para presentar un tema que tenía tanta vigencia en los años 70, cuando fue estrenada, como en nuestro aclimatado año 2020: la pelea entre la naturaleza y el humano.
La película presenta la historia de Peter y Marcia, un matrimonio disfuncional, que para intentar avivar la llama que han perdido, planean ir a una playa desolada a pasar el fin de semana. Sin embargo, desde un comienzo, la pareja muestra un gran irrespeto hacia la naturaleza. Desde asesinar animales por el simple hecho de hacerlo, a llenar de basura el antes pulcro paisaje natural. La naturaleza, descontenta con ellos, contraataca en forma de pájaros violentos, zarigüeyas que no aceptan una mierda y el entero ecosistema que se vuelve una máquina de tortura. Con lo que algunos espectadores podrán lanzar un suspiro de alivio y exclamar “por fin la naturaleza ha hecho justicia”... Pero no, tampoco es así de fácil. Porque aunque la naturaleza es la víctima y con la que el espectador tiene mayor empatía, es inevitable no sentirse identificados con los humanos, que por su brillante construcción no son estereotípicos monstruos consumistas, sino personajes con un rico trasfondo y una construcción cuidada al detalle.
El personaje de Peter es el primero en resaltar, un hombre que parece ser un verdadero amante de la naturaleza y de los animales, que profiere un cariño enorme a su perra Cricket, con lo que uno empatiza de manera automática. Es él quien planeó el viaje a esta playa remota, lo que le da la apariencia de ser uno solo con el medio ambiente. Pero no lo es verdaderamente, es alguien que ama la libertad que da la naturaleza, que conoce las maneras de vivir a la intemperie pero que no deja de tener una actitud consumista: “esto es hermoso y es mío, por ende hago lo que me plazca”. Para él, la naturaleza debe responder a sus caprichos y a sus deseos, así que si se quiere bañar en la playa y para eso tiene que matar a los animales presentes, lo hace, si quiere disfrutar de unas cervezas y saciar su sed por disparar su arma en los paisajes salvajes… lo hará contra los primeros patos que vea y que le sirvan como tiro al blanco. Pero este descubrimiento es progresivo y nos hace cuestionar constantemente la naturaleza del personaje. Incluso, en un principio, él parece ser un indefenso esposo atrapado en un matrimonio donde Marcia es la villana pero como dije antes, tampoco es así de fácil.
Marcia es el otro gran personaje de la película, que llegamos a conocer de manera progresiva, al igual que su marido, pero que lleva consigo un mayor peso psicológico. Tiene en sus espaldas el trauma de un aborto reciente, que nos hace comprender sus intenciones y acciones. De la misma manera, el embarazo proviene de una infidelidad con su vecino, lo que nos hace entender la disfuncionalidad del matrimonio. Y aún con esto, aprendemos que Peter, él mismo, es un tirano.
Marcia es en un principio la villana, o por lo menos un personaje con el que no empatizamos. Es una mujer con poco o nulo interés por la naturaleza y por el viaje que tienen; es alguien que se preocupa solamente por su comodidad y que no expresa ni una pizca de cariño hacia Cricket, sino desdén o incluso desprecio. Se queja constantemente y busca peleas con Peter que podrían haber sido evitadas. Pero lo que logramos entender es que Marcia, de los dos personajes, es la más honesta. Ella desde un principio se negó al viaje porque simple y sencillamente no disfruta de la intemperie, prefiere la habitación de un hotel y lo dice explícitamente, no le tiene cariño a la mascota de la casa porque no le gustan los animales… ¡y punto! Ella es la que es empujada a un mundo donde no pertenece y es obligada a sonreír ante lo que desprecia. Es decir, una persona obligada a actuar contra “su naturaleza”.
Esta relación se vuelve más compleja al mirar la infidelidad de Marcia y el embarazo que tuvo a partir de esto. Ya que la infidelidad (así como lo explican los personajes en una discusión) viene a partir de un intento fallido de infidelidad de Peter con la esposa del mismo amante de Marcia. Lo que se crea es una lucha de poderes e intenciones, y una compleja, agria, y horrible relación tóxica a punto de estallar como una bomba nuclear. Con lo que nos podemos preguntar… ¿acaso ellos no van en contra de su propia naturaleza al estar juntos?
Es aún más complejo cuando Marcia escucha llantos de bebé (así como dice haber escuchado en su aborto) y que nosotros como audiencia lo que escuchamos son los sonidos de llantos de animales salvajes. Representando un probable arrepentimiento de su aborto. “Tú no querías niños” (refiriéndose a Peter) es la explicación que da a su esposo por abortar, lo que responde nuevamente a que ella pudo ir en contra de “su naturaleza”, de su probable deseo de ser madre. Llevando así un peso insoportable de arrepentimiento e insatisfacción que la misma Marcia expresa en varias ocasiones con la naturaleza; como romper con furia el huevo de un águila, cuando la mamá águila fue en busca de ese huevo al campamento.
Long Weekend es una obra magnífica, que si bien peca con varios lugares comunes de las películas terror, presenta al público una mirada fresca del género. Fresca incluso después de 42 años de su estreno. Es la lucha de la naturaleza y de la naturaleza humana, ¿quién ganará esta batalla o quién se destruirá primero?
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