LA ESTRUCTURA DEL CRISTAL Y CIEN DÍAS DE CUARENTENA
Sobre cine polaco, literatura transatlántica a remos y grupos de whatsapp
por Luiz Lepchak
En mayo del año pasado, mientras estaba en un vuelo desde Brasil en dirección a la República Dominicana para asesorar el diseño de sonido en las tesis de la carrera de cine de la Escuela de Chavón, leía por primera vez el libro-documental Cien días entre el cielo y el mar, del navegador Amyr Klink. Cuenta su relato de cómo fue, con menos de 30 años de edad, la primera persona en cruzar el Atlántico Sur en un barco a remos, de la costa de Namibia hasta la costa de Brasil, durante cien días, munido solamente de sus conocimientos de navegación y de la fuerza de sus brazos.
En 2020, durante el surgimiento de la pandemia del Covid-19, reencontré a Amyr Klink dando una entrevista para un podcast sobre el aislamiento y los procesos de cuarentena por el virus. Según él era más fácil estar aislado en el medio del Atlántico que en su propia casa, porque en el medio del océano él podía confiar en sus conocimientos sobre el mar para calcular el porvenir.
Hicimos un grupo de whatsapp en homenaje a Amyr Klink, para retomar el contacto con su obra a través de la escucha de su audio libro de Cien días entre el cielo y el mar, lanzado hace poco por la editora Cia. Das Letras. El Amyr Klink Social Club es formado por mí y dos amigos de Curitiba: Bel, artista de circo y profesora, y Marcelo, productor cultural. Además de barcos a remos, hablamos sobre cocina, rótulos de vino, discos de Wilco y variedades.
Uno de los temas propuestos por Bel dentro de las variedades coincidió con el momento que vi en la colección de MUBI la película polaca La Estructura del Cristal (1969), del realizador polaco Krzysztof Zanussi.
Dentro de una discusión, Bel proponía que la vida era más interesante cuando uno se permite experimentar situaciones diversas, hace muchas cosas distintas en su vivencia, prueba cosas nuevas todos los días. Más que, por ejemplo, cuando uno se vuelve un especialista en algo, en una sola cosa. La película de Zanussi levanta básicamente esa misma cuestión.
La película cuenta la historia de dos amigos que no se veían hace tiempo. Ambos estudiaron juntos Física en la universidad, fueron estudiantes destacados, pero tomaron caminos distintos en la vida a partir de ese entonces. Marek se quedó en la capital, y desarrolló una prestigiosa carrera científica internacional. Conoció el mundo, tuvo su nombre estampado en publicaciones científicas. Ya Jan se casó, y se mudó para una pequeña localidad rural, llevando una vida supuestamente más estancada, trabajando como meteorologista para el Estado. Marek vá visitar a Jan y su esposa Anna en el campo.
No me gustaría aquí desarrollar una análisis cinematográfico de la película, aunque ciertamente la fotografía, la sonoridad, y el jazz merecerían tiempo de charla en cualquier boteco brasileiro o colmado dominicano. Bueno, como es costumbre con las grandes películas polacas.
Pero lo que me parece interesante destacar en este contexto, es lo que representan los personajes dentro del ámbito de nuestro Amyr Klink Social Club: Marek es el especialista; Jan, el experimentador. Eso porque, aunque parezca estancada a los ojos del especialista, la vida de Jan le da tiempo para probar cosas distintas de la física teórica de su formación. Tiempo para leer, teatro, filosofía, jugar con circuitos de electrónica, mantener un matrimonio. Cosas que Marek entiende como pérdida de tiempo, o en las cuales sencillamente no le va bien. “¿Cómo puede Jan tener 30 y pico de años y estar perdiendo tiempo con eso?”
En determinado punto se sugiere que Marek está de visita para convencer a Jan a no echar a la basura su talento, a volver a su carrera de físico. Entonces la película sostiene algunos momentos de debate entre la forma de ambos vivir la vida. Y eso es lo mejor de la historia que propone Zanussi. Que además de director de cine, también fue físico de formación.
Sin más spoilers, sólo me gustaría pedir a los que vean la película observar el carácter de mediadora de Anna, la esposa de Jan, que se proyecta como más sabia que ambos que no paran de hablar. Zanussi tal vez tome partido por uno de ellos en el debate, en la escena que justifica el título de la película: “La estrúctura del cristal” es el tema de especialización de Marek, que en determinado momento da una conferencia en la pequeña localidad, pero termina siendo un poco incomprendido por su población – sus conocimientos tal vez no sean tan útiles.
Si la ven, cuéntenme sus visiones, y por lo que toman partido. A mí personalmente me gusta cómo lo hace Amyr Klink: un gran especialista de barcos a remo y conocedor del mar, que a la vez puede transmitir eso en un libro literario que terminó por volverse un clásico, aunque sea leído por los que no entienden nada de la técnica de la navegación, pero pueden sentirse inspirados por su historia.
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La Estructura del Cristal está disponible en la colección de MUBI