DOGS DON'T WEAR PANTS: UNA ENTREVISTA A J-P VALKEAPÄÄ


Escrito por Lauren Fernández Lora
Traducido por Yahna Fernández Lora & Bianca Terrero Vega

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Como toda cinéfila, una de mis costumbres al terminar de ver cualquier película, es realizar una búsqueda de artículos o entrevistas que haya dado el director junto a sus productores y reparto de actores, porque a pesar de haber sacado mis propias conclusiones, esto me permite conocer la verdadera intención del director sobre los diferentes aspectos puestos en escena.

Después de ver Dogs Don't Wear Pants, llevar a cabo esta costumbre fue un poco difícil. Encontré algunas críticas y reseñas que no me daban lo que realmente quería: las palabras del mismo director, Jukka-Pekka Valkeapää. Aun así, logré encontrar un breve Q&A junto a los productores y la actriz principal de la película, Krista Kosonen, en la presentación de la película en el Festival de Cannes del 2019, durante la Quincena de Realizadores, pero esto no fue suficiente para mí. 

Luego de unos días, de la manera más casual, el director finlandés contestó mis preguntas vía email sobre su excéntrico híbrido cinematográfico: Dogs Don’t Wear Pants. Es increíble como esta película explora el seductor mundo del BDSM (“Bondage, Disciplina, Dominación, Sumisión, Sadismo y Masoquismo”) de manera profundamente inquietante, con inesperados deslices románticos, contrastados con un buen humor negro, casi una comedia romántica. Y es interesante cómo esta historia conecta el dolor y la carga emocional que llevan acumulado  los personajes con  la práctica del BDSM.

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Lauren Fernández: En la República Dominicana tenemos una pequeña industria cinematográfica que está en crecimiento y por eso, hay una gran variedad de temas y estilos de vida que rodean a nuestra gente pero que todavía no han sido explorados. Considerando que nuestra sociedad es bastante conservadora, religiosa y llena de tabúes, es un reto que nuestros  directores  tomen riesgos y muestren nuevas ideas. En tu caso, con Dogs Don’t Wear Pants, traes al mundo una historia sobre dos personas que exploran las prácticas BDSM de una manera más abierta y realista. ¿Crees tú que en Finlandia hay un gran grupo de personas que persiguen este estilo de vida? ¿Tuviste alguna revelación sociocultural sobre el BDSM mientras filmaban la película?

Jukka-Pekka Valkeapää: Los aspectos socioculturales no fueron tan reveladores como la parte psicológica. Mi conocimiento sobre sadomasoquismo estaba mayormente restringido a cómo era presentado en la cultura popular, en películas y en la literatura. Pero, a través de la investigación pude comprender la profundidad de las necesidades básicas emocionales que toman lugar en todo lo que es BDSM. 

LF: Admito que, como persona que ve películas de diferentes partes del mundo, esto me ha ayudado a abrir los ojos a nuevos temas, perspectivas y situaciones. Antes de ver Dogs Don’t Wear Pants no tenía ningún tipo de referencia cinematográfica sobre las prácticas BDSM. Era un tema del que no tenía conocimiento. Habiendo dicho esto, ¿cómo fue incorporar tu investigación sobre el mundo  BDSM a tu propio proceso creativo?

JP: El guión que escribí estuvo basado en la idea de otro escritor. Él estuvo escribiendo el guión durante años pero no lo había logrado de una manera en la cual se pudiese filmar la película de él. El productor de la película propuso la idea e inmediatamente estuve intrigado. Tomé el núcleo del guión pero sentí que era necesario empezar desde cero con la historia y los personajes. Comencé la investigación sobre BDSM navegando por internet, entrando a foros BDSM, entrevistas, escritos y videos. Eventualmente, contacté a una dominatrix, Wild-Ira, quien me asesoró con el guión y nos dejó, a mí y a los actores, visitar sus sesiones.  

LF: Krista Kosonen interpreta a Mona, la dominatrix que ofrece sus servicios a Juha, interpretado por Pekka Strang, un viudo que busca una conexión espiritual con su fallecida esposa a través de prácticas BDSM, y específicamente, estrangulación. ¿Cuál fue la dinámica entre tú, como director, y los dos actores al representar diferentes sesiones de BDSM mostradas en la película? ¿Necesitaron una dominatrix real o  alguien con experiencia en BDSM?

JPV: Las visitas a las sesiones de Wild-Ira fueron clave para entender la energía en las sesiones, su intimidad extrema. Cada una de las sesiones en la película tuvo una dinámica diferente, algo ha pasado en medio de cada encuentro entre Mona y Juha. Nuestro trabajo fue contar la historia de los personajes en esas escenas como la contaríamos en otro tipo de escenas. El contexto era sólo el juego de roles de BDSM que claro, ya en sus reglas definidas, es una situación muy cargada dramáticamente.  

LF: Mona y Juha son dos personajes muy absorbentes, totalmente diferentes y con una gran necesidad de calor humano. Es algo que va más allá de la atracción sexual. Lo veo como la necesidad de conectar emocionalmente con la otra persona y que ambos personajes reciben a través del BDSM. En Dogs Don’t Wear Pants, ¿Fue tu intención cambiar  el concepto cliché sobre BDSM y cómo las personas piensan que es sólo una conexión sexual entre parejas, trayendo un nuevo concepto, más profundo, sobre cómo el dolor y los traumas también están involucrados?

JPV: Creo que todo el paquete humano está involucrado en esas sesiones, por supuesto la sexualidad es gran parte de ello, pero no es la única parte.

LF: Visualmente, la película es hipnotizante. Como juega con la música, en una escena electrificante y eufórica y en otra tétrica y misteriosa. Aún mejor, la paleta de colores y la cinematografía.  Son  puntos clave en la película, construyendo ese ambiente bizarro pero interesante, que definitivamente describe los mundos de Mona y Juha. Rojo y caliente, azul y frío. ¿Hubo algún proceso significativo al crear el mundo de cada personaje de manera individual? ¿O fue algo que surgió como un conjunto?

JPV: El concepto visual está basado en contrastes, entre tonos fríos y cálidos, oscuridad y claridad. Los azules y rojos son recurrentes en la película uniendo diferentes escenas. El rojo neón en un calabozo con una Dominatrix en un enterizo de látex, es casi una fantasía BDSM perfecta, pero mientras la historia se desarrolla, la luz se torna más  natural y el maquillaje de Mona y su “uniforme” desaparecen poco a poco. El ser humano detrás de la imagen es revelado.

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LF: Es difícil para alguien que no haya visto la película imaginarse que es romance y hasta humor negro. Puede parecer sorprendente, pero fluye bien con la autenticidad de los personajes y le da un buen sentido de sensibilidad a la película. ¿Crees que fue arriesgado mezclar estos dos géneros, aparte del drama y la temática BDSM? ¿Fue algo espontáneo o tuviste una intención clara?

JPV: No quería una película de un viudo serio y santificado, donde el proceso de duelo masoquista de un hombre de alguna manera es noble en su sufrimiento.  Sentí que necesitaba risas para balancear las partes más oscuras de la película. También amo las películas que tienen una división evidente en sus tonos o géneros, como Something Wild de Jonathan Demme y There Will Be Blood de Paul Thomas Anderson. Luego de la “muerte temporal” de Juha, quise hacer un corte distintivo en el tono de la película, algo que reflejaría el desbalance emocional y mental de Juha, y ese algo fue canalizar la energía lunática en una comedia situacional. La desesperación es una fuente excepcional de comedia. Cuando una persona está dispuesta a llegar a cualquier extremo para conseguir lo que quiere, perdiendo completamente su integridad en el camino, es evidentemente trágico pero también puede ser muy gracioso. Además, quería jugar con los atributos de la comedia romántica, especialmente los más oscuros, por ejemplo el acoso a un interés amoroso. Desde las comedias screwball de los 1930s hasta el día de hoy, las comedias románticas han tenido este montaje de  “no me amas aún, pero lo harás”, digamos que prácticamente todas lo tienen. Y este atributo encajaba perfectamente con el estado desesperado de Juha, donde pierde todas sus inhibiciones morales en el camino a satisfacer sus fantasías.

LF: El personaje de Mona es muy intrigante porque su historia no es realmente revelada durante la película. Tiene pequeños diálogos pero recurre  a otras maneras de comunicación, que es aún más interesante. Por momentos breves, nos permites ver que trabaja con personas discapacitadas y cómo se relaciona fuera de sus sesiones nocturnas. ¿Crees que Mona ve el BDSM como algo similar a la terapia física, como una manera de ayudar a las personas a atravesar el dolor con posiciones físicas? ¿Cómo fue trabajar esa dualidad de la vida de Mona con Krista Kosonen?

JPV: Quise disolver el pasado de Mona para no darle a la audiencia una explicación simplificada, a cucharadas, de por qué las personas hacen BDSM. Reconocí que las personas estarían buscando una respuesta en este personaje en particular. Me pareció más  interesante que continuaran buscando las respuestas luego de que la película terminara. En el lado práctico, Krista hizo su investigación tanto en BDSM, como en fisioterapia. 

LF: Finalmente, es evidente que ambos personajes son muy diferentes el uno del otro, en su personalidad y estilo de vida, a pesar de que la atracción emocional es más grande que ellos, cada uno promete ser parte de la vida emocional del otro. Me gustaría saber, ¿Cómo imaginas a Mona y Juha coexistiendo, viviendo como una pareja? ¿Es Mona una “Manic Pixie Dream Girl”?

JPV: No los imagino viviendo como una pareja. Cuando la película termina, mi imaginación se detiene. Algunos ven la película como una historia de amor y yo estoy bien con eso, otros ven su relación de una manera más platónica y también estoy bien con eso. Primero que todo, Mona no es maniática, segundo, no es una chica, es una mujer y tercero, hay muy pocas lecciones de vida de su parte en la película. En mis ojos, Juha y Mona son dos marginados igualmente jodidos.


Dogs Don’t Wear Pants está disponible en la librería de MUBI.