EL CASO DE GOING WEST

Crimen y Empatía


una entrevista con Daphne Woolsoncroft por Julia Scrive-Loyer

Dijo el Agente Cooper: “Todos los días, una vez al día, hazte un regalo”. Tal vez no siga ese consejo a diario, pero sí lo sigo dos veces a la semana, cuando religiosamente me siento a escuchar Going West, uno los podcasts criminales más empáticos y genuinos del momento. Como dijo alguien en Twitter, “¿te ha pasado que escuchas un podcast y sientes que los presentadores serían tus mejores amigos? Eso es lo que me pasa con Heath y Daphne”. Justamente, fue ese sentimiento que me dio la valentía necesaria para proponerles una entrevista, y su respuesta no hizo más que confirmar el extraño lazo que creamos con las voces que escuchamos a través de las ondas sonoras.

La idea de una pareja teniendo un podcast de true crime parecía un sueño, entonces quería saber un poco más quiénes eran ellos fuera de Going West. Me sorprendí cuando Daphne me contó que habían tenido un cupido virtual: “Soy de Los Angeles, pero mi papá se mudó a Oregon cuando yo era adolescente. Estaba trabajando de manera remota a inicios del 2018, y entonces decidí visitar a mi papá por unos meses para probar vivir en otro sitio. Cuando llegué, entré a Tinder para conocer gente, y Heath fue la primera persona con quien hablé”. Mientras Daphne trabajaba para una marca de vino, Heath cursaba Estudios Medioambientales, “queriendo convertirse en Guarda Parques y trabajar en los bosques de Oregon”. El conocimiento de Heath sobre la materia se vuelve evidente a través del podcast, y siempre se hace útil en los casos que cubren. “Nos dimos cita en un bar para tomar unos tragos y nos dimos cuenta de que teníamos los mismos gustos musicales, el mismo amor por el cine de terror, y mucho más. Un año y medio después, empezamos a planear este podcast”. 

Ahora, una cosa es darle pa’llá con alguien, y otra es empezar juntos un podcast de true crime. “A Heath y a mí nos gustan las historias de terror desde pequeños, y él creció viendo Dateline y Cold Case Files con su mamá”, dice Daphne, “éramos fans de otros podcasts de True Crime, pero siempre había querido crear uno propio, porque la hermana de mi mamá desapareció en los 80, y soñaba con encontrar una plataforma donde poder contar su historia. Así que compramos algunos micrófonos, y dos semanas después sacamos nuestro primer episodio”. El caso de la tía de Daphne es el tema del episodio número 100 de Going West, y fue el primero que escuché y el que me enganchó al instante: “La hermana de mi mamá, Carol Woolsoncroft, desapreció en el año 1984 (antes de que yo naciera). Su historia, que conocía desde pequeña, me hizo querer ser detective o trabajar en algo que tuviera que ver con el true crime de alguna manera. Abandoné mi sueño de ser detective en la adolescencia, pero esperaba encontrar algo que cubriera esa necesidad. Tener un podcast de True Crime ha sido el trabajo perfecto para ambos.”

En esta época dorada del podcast, elegir ese medio parecería obvio, pero no fue la primera opción: “Heath y yo hablamos en un inicio de hacer un documental sobre mi tía Carol, porque tenemos muchos amigos que trabajan en cine”, pero “la idea de un podcast parecía mucho más asequible ya que podíamos hacerlo nosotros dos solos”. Pero no piensen que Heath y Daphne eligieron el camino más fácil: la decisión de empezar un podcast — que requiere perseverancia y un trabajo arduo para amasar una audiencia que se obsesione con lo que hacen — tenía más que ver con que era un “buen punto de partida”, como dice ella, y yo añadiría que era también una buena plataforma para desarrollarse como documentalistas: “con un podcast de True Crime, podemos trabajar todas las semanas y sacar cuantos episodios queramos. Un documental llegaría eventualmente a su fin, y luego qué?” Lo que no significa que no tengan planeado realizarlo en el futuro.

Recientemente, Heath y Daphne empezaron a sacar no uno, sino dos episodios por semana, sin contar los episodios extra que sacan cada mes en Patreon. La cantidad de trabajo que ponen en el proyecto es realmente admirable, así como la relación que han creado con su audiencia, que a menudo les sugieren casos. Cuando buscan fuera de esas sugerencias, tienen que “navegar internet durante días para encontrar el próximo caso a cubrir” sin nunca dejar de tener a su audiencia en mente: “Buscamos casos que no hayan sido tan cubiertos por otros podcasts, para que nuestros oyentes puedan escuchar algo nuevo y para que las historias no tan conocidas puedan ganar atención”. El otro día, en un video de YouTube de That Chapter, una mujer le daba las gracias a Mike por poner el nombre de la víctima y no el del asesino en el título de sus videos. Su hijo había sido asesinado. Fue en ese momento que terminé de entender otro elemento importante de Going West, en el que Daphne y Heath hacen lo mismo. No sólo ponen el nombre de la víctima en primer plano, sino que también se toman el tiempo de contarnos quiénes fueron, lo queridos que fueron, la vida que tenían por delante, “hacemos una investigación profunda e intentamos entender quién era la víctima antes de su muerte”. Esto le añade humanidad a cada episodio, y los aleja de los estudios psicológicos que buscan entender al asesino, convirtiéndolos más bien en un espacio en el que la víctima pueda ser recordada, y donde pueda haber alguna esperanza de justicia.

Esto es un aspecto importante de Going West, que se volvió aun más relevante con el reciente caso de Gabby Petito, que cubrieron en tiempo real. El caso de Petito puede haberse resuelto, pero Daphne y Heath siguen dándole atención a los casos sin respuestas, tanto antiguos como recientes. “Ojalá que algún día uno de esos casos que hemos cubierto pueda llegar a una resolución, pero eso es lamentablemente muy poco frecuente. Aun así, los seguimos cubriendo porque siempre es interesante poder reflexionar juntos y discutir posibles teorías con nuestros oyentes. Intercambiar teorías e intentar “resolver” algo es siempre fascinante y emocionante — aunque no siempre se pueda llegar a una conclusión”. Antes de escuchar Going West, solía evitar los casos sin resolver ya que me provocaban ansiedad, pero con ellos aprendí a poner esa ansiedad a trabajar intentando resolver algo, ya fuera mentalmente, ya que sería una terrible detective frustrada si quisiera que todo se me entregara en una bandeja de plata. Sin embargo, en algunos capítulos escuché a Heath y a Daphne disculparse por plantear teorías sobre estos casos sin resolver, “algunos de nuestros oyentes nos expresaron su frustración conmigo y Heath discutiendo teorías, porque sólo querían escuchar los hechos. Y como dices, es verdad que la falta de respuestas puede provocarnos ansiedad — a nosotros también nos molesta. Pero mientras más personas haya pensando en un caso, y mientras más discusiones se tengan al respeto, más chances hay de poder llegar a una conclusión”. Yo pienso que es una excelente forma de incitarnos a la reflexión, de comprometernos y de acercarnos a los casos. Sacarnos de la comodidad de ser los oyentes pasivos de una historia con un desarrollo y un final feliz. Nuestros niveles de empatía incrementan, y esto, sin lugar a duda, puede ser doloroso, pero creo fervientemente en la empatía como motor principal de la humanidad.

Paso mucho tiempo escuchando podcasts de true crime, y he estado fascinada con detectives reales o ficticios desde que tengo memoria. Es imposible no notar la cantidad de contenido criminal — y sobre todo podcasts — que ha aparecido en los últimos 10 años, y cómo parece haber audiencia para cada uno de estos programas. Yo misma escucho todas las semanas cinco podcasts distintos: Going West, The Murder Squad, Killer Psyche, Crimes of the Centuries y Tenfold More Wicked, y he seguido las dos temporadas de In The Dark. Cada uno de estos podcasts tiene su propio estilo, acercamiento y objetivo, y sus presentadores vienen ellos también de experiencias distintas, ya sean detectives o agentes del FBI jubilados, periodistas y autores excelentes, o detectives amateur. Pero, si me permiten tener un pequeño momento a lo Carrie Bradshaw, ahora que estoy fumándome un cigarrillo y mirando al horizonte, I couldn’t help but wonder… ¿qué es lo que nos atrae a todo este contenido de true crime? Una pregunta que Sarah Marshall y Emma Berquist se hicieron hace poco en You’re Wrong About. Daphne me dio su punto de vista al respecto: “Creo que a las personas les gusta sentir miedo. E incluso si no nos gusta, nos sentimos atraídos por estas historias porque nos impactan. Nos gusta el drama y el conflicto y la tragedia de una manera u otra. No queremos que nos suceda a nosotros (ni a nadie más), y creo que por eso es tan interesante escuchar que le suceda a otros. Aunque nos horrorice, nos gusta sentir empatía, y nos hace sentirnos agradecidos de que no nos haya sucedido a nosotros. Creo que definitivamente también existe esa curiosidad por la naturaleza humana. Es fascinante darnos cuenta de lo horribles que pueden ser algunos seres humanos, y poder entrar en la mente de un asesino siempre es una experiencia perturbadora. Queremos entender el por qué. Creo que los fans del true crime tienen una relación de amor-odio con el género”. Esta relación de amor-odio se hace muy evidente cuando uno escucha Going West, donde Heath a menudo barre el piso con el asesino insultándolo de mil maneras. Otros podcasts intentan mantenerse más neutros o tomarse el tiempo de meterse en la mente del asesino, pero Heath y Daphne siempre se lo toman personal y pelean por la víctima. Sé que si lo que quiero es un estudio psicológico del criminal escucharé Killer Psyche o Tenfold More Wicked, pero si lo que quiero es una experiencia catártica donde haya espacio para hacer el duelo de la víctima, Going West es el destino, junto a presentadores que se sienten como amigos.

Sin embargo, ese carácter espontáneo y cándido toma tiempo, “creo que sonábamos más nerviosos y serios al inicio (durante el primer año del podcast). Se nota la diferencia si comparamos el primer capítulo a cualquiera de los más recientes. Nos sentíamos muy inseguros y preocupados por cómo íbamos a lograr demarcarnos en un medio tan saturado, entonces no nos permitíamos mucha soltura por miedo a molestar a alguien. Pero con los años nos hemos permitido ser nosotros mismos y le hemos abierto las puertas a nuestra audiencia. Aunque necesitemos hacer publicidad y cosas así en nuestro podcast, siempre intentamos mantenerlo lo más auténtico posible. Al final del día, sólo somos Heath y yo contando una historia, y no queremos alejarnos de ese estilo”. Esa cercanía no sólo se permea en la manera en la que cuentan los casos, sino también en lo abiertos que son con los cambios por los que pasan en sus vidas — por ejemplo cada vez que dicen que se van a mudar, otra vez, lo que divierte a sus suscriptores que bromean diciéndoles que el podcast pronto se llamará “Going West, Going South, Going North, Going East, and Going West Again” —, así como los cambios del mismo podcast, cuando nos comparten abiertamente las cosas que quieren probar, las cosas que sienten que no funcionan, y cómo responden al feedback de sus oyentes, etc. Esto convierte a la audiencia de Going West en una familia, una en la que el diálogo es posible, en la que nos sentimos parte de su crecimiento. Nos recuerda que las voces que escuchamos son personas como nosotros, y eso se agradece, sobre todo en el mundo en el que vivimos, dirigido por algoritmos y branding.

Y hablando de humanidad, siempre tengo que preguntar si el hecho de cubrir tantos casos ha cambiado su perspectiva del mundo: “Somos mucho más paranoicos. Pero también tenemos más cuidado. Así que por más que a veces podamos asustarnos en situaciones que al final terminan bien, estamos agradecidos de poder pensar más rápido después de todas las investigaciones que hemos hecho sobre las historias que cubrimos. Creo que es algo que puede sucederle también a los que nos escuchan. Todos podemos aprender de las historias de otros, y poder tal vez salvarnos si tenemos la mala suerte de vernos en una situación de peligro. Es también devastador darnos cuenta de la cantidad de personas en el mundo que tienen malas intenciones y buscan hacernos daño.” Ya que es una cosa ser un simple oyente y otra tener que dedicarse cada día a investigar esos casos, me preguntaba también qué hacen para distraerse: “Como nos pasamos todos los días hablando y leyendo sobre crimen, hacemos lo posible por extraerlo de nuestro tiempo libre. Hemos visto mucho menos cine de terror y documentales criminales desde que empezamos el podcast, porque puede ser arrollador llenar el día de tanta tristeza. Por más que nos gusten la películas de terror y esos documentales, intentamos balancearlo con comedias y pasando tiempo con nuestra familia y nuestros amigos para despejar la mente de todas las tragedias que leemos y vemos en pantalla”.

Así que a parte de mudarse constantemente por todo el país, hacia dónde se dirigen Daphne y Heath? Los podcasts, un poco como trabajar en el mundo del arte, no son algo de lo que uno se jubila a una edad específica. Cómo ven la evolución de su trabajo a lo largo de sus vidas? Estaba un poco preocupada de que esa pregunta sonara aterradora, pero Daphne es valiente: “Hemos decidido que vamos a seguir con el podcast mientras haya personas que quieran seguir escuchándonos. Queremos tener hijos en algunos años (nos comprometimos el año pasado), y nos hemos preguntado si cuando eso suceda querremos dejar de contar historias trágicas y concentrarnos en proyectos más positivos. Pero al final del día, nos encanta tener un podcast y nos encanta ser parte de la comunidad de true crime. Hay tantos podcasts que admiramos y oyentes que hacen que la experiencia sea gratificante, que la idea de dejarlo nos entristece. Así que queremos seguir con el podcast por cuantos años podamos”. Pero sus planes también van más allá del podcast y de empezar una familia — es decir, otra familia, aparte de nosotros su audiencia —, “siempre he sido muy empresarial y he empezado muchos negocios distintos. Heath y yo siempre hemos soñado con tener otros proyectos a la par del podcast y poder cumplir nuestros sueños. Después de trabajar en la industria del vino en mis 20, he querido lanzar mi propia marca y estoy trabajando en eso. Queremos también abrir un restaurante (algo que se ha estado cocinando ya por varios meses). Por suerte el podcast nos da mucha flexibilidad, así que podemos trabajar en varias cosas a la vez. Estamos también escribiendo novelas criminales (a los dos nos encanta escribir), y como mencioné anteriormente, nos encantaría hacer ese documental. Así que hay muchos proyectos en el horizonte”.

Estoy dispuesta a probar, leer, ver o escuchar lo que sea que Heath y Daphne me ofrezcan, y sé que es el caso de muchos de sus oyentes. Me parece hermoso saber que hay un lugar en el mundo en el que existe una pareja que forma un gran equipo, que disfruta trabajar juntos y que lo hacen con amor para regalarnos todo tipo de contenido. Cuál sea la razón por la que escuchamos o vemos true crime, sé que la razón por la que sigo volviendo a Going West es, sobre todo, la razón por la que vuelvo a las cosas que amo: las personas detrás del proyecto, su honestidad, su pasión. En este nuevo año que apenas empieza, y en el que las cosas parecen permanecer desesperadamente las mismas, quiero una vez más posicionarme contra el cinismo. Prefiero defender esos pequeños regalos de los que me hablaba Cooper en mi adolescencia, y para mí, uno de ellos es el placer de ser testigo de personas que hacen lo que aman.


Julia Scrive-LoyerComment