ZAPPING, VOL. I
Nueve mini-textos para Simulacro Mag
por Erik Alfredo
LA BOLA DE CRISTAL
Alguien cambiaba los canales en una tele muy pequeña que había en el cuarto de su abuela. Como aún no sabía hablar, se limitaba a ver desde el marco de la puerta. Una de las imágenes que APARECÍAN en la superficie del cristal le sacó un grito desde adentro que hizo detener la mano encargada de la programación. Esa noche, en algún canal de la tele, estuvieron pasando Dumbo (1941). En el interior de la pantalla unos hombres instalaban las carpas de un circo mientras cantaban en medio de una tormenta. Por momentos la señal se volvía intermitente, los colores iban y venían. Afuera de las persianas en la habitación de su abuela, también empezó a llover. ¿Qué era aquel aparato místico? ¿Una distracción? No, no, no. Era una bola de cristal que servía para leer la realidad.
POR SI DE VERDAD SE ACABA EL MUNDO
Lo único que quedó fue el chillido amarillo de la M en el letrero de un McDonald’s. No había nadie bailando en las terrazas del vecindario, nadie caminando frente a las vitrinas de las tiendas en la ciudad. Ya no alumbraban ni los proyectores de los cines abandonados. Podía haber sido el día del rapto y nadie se habría dado cuenta.
LAS CUCARACHAS
Cuando encendió el bombillo, un montón de cucarachas se dispersaron a lo largo y ancho del piso, las mesetas y las paredes hasta camuflarse en las sombras de la cocina. No le dio tiempo ni de contar cuántas eran. ¿Qué harían las cucarachas cuando se apagaba el bombillo en la cocina de un extraño? Tal vez organizaban una misa, quizás convocaban una asamblea, posiblemente celebraban un carnaval.
ÚLTIMA PARADA
… un sueño que olvidó justo después de despertar. Se había quedado dormido en una guagua de camino a ________. Cuando se asomó al cristal empañado vio la cordillera que se dejaba atrás en la carretera, iluminada sólo por el resplandor de esa neblina que sale tarde en la madrugada. Vio a un lado, al otro, detrás de él; no quedaba nadie en ninguno de los asientos. “¿Ya pasamos la parada de ________?” le preguntó al chofer apenas distinguió su silueta al final del pasillo. El chofer siguió con la mirada al frente, como si salieran de sus ojos los focos de luz que iluminaban la carretera. “¿Pasamos la parada de ________?”, repitió. El chofer nunca respondió. En seguida recordó el cartel que había visto en el parabrisas de la guagua antes de montarse en la estación de la capital: «ÚLTIMA PARADA: ________».
UNA NUBE DE ARENA
Estaba sentado en el balcón esperando algo de brisa cuando se encontró con una nube negra diferente a las otras que había en el cielo. “Esa nube de ahí no es de agua, eso es una nube de arena”, le dijo a su esposa. “Así es que llega hasta el Caribe el polvo del Sahara.” Como ella sabía que ya le traicionaba el juicio por los años, decidió seguirle la corriente. “Anjá… ¿Tú te acuerdas cuando fuimos al Sahara?”
CARTAS DE DESPEDIDA
Su mamá murmuró algo al oído de la profesora antes de que se anunciara la primera y única asignación del día: “Cada quién va a escribir una carta a su compañero, que se va mañana de la isla”. Hubo un murmuro colectivo en todo el salón de clases. Al rato estaban todos llorando por la partida de un compañero que días antes ni sabían que existía. “¡Qué injusto es el mundo!” gritó uno de los alumnos, llorando unos lagrimones que inundaron el salón y echaron a perder las cartas de despedida.
KRYPTON
… acostumbrado a dormirse con la tele encendida. Esa noche daban Superman II (1980), pero como los rayos láser que lanzaban los malos por sus ojos le hicieron sentir miedo, él cerró sus párpados y se quedó dormido. Lo último que se atrevió a ver fue el momento en que Superman era encerrado dentro de un cristal del ártico para ser despojado de sus poderes. Veinte años después, Superman por fin se había librado del cristal de la memoria en que lo habían encerrado, y le dio la vuelta al mundo llorando, porque lo único que quería era volver a Krypton.
1929
Los demás niños de la calle seis habían abandonado el juego de bellugas que tenían armado en la acera. Es que en la casa del frente estaba sonando el primer radio que traían al vecindario. Él siguió el sonido de las tres guitarras, y atravesó el bajo a chimiqüí y los hombros sudorosos de la recua de niños que rodeaban la caja de madera en la sala de la última casa en la calle seis. Llegó hasta la parte de atrás del radio, buscando de dónde venía el sonido. ¿Qué músicos tan pequeños serían esos, que podían apretujarse con todo y guitarra dentro de una caja de madera? Ése fue el día en que se inventó la música.
DOS NÁUFRAGOS
Dos náufragos compartían la tierra de una isla pequeñita. Si se apartaban el uno del otro, se sentían solos; si se acercaban a hablarse o a hacerse señas, se sabían incomprendidos. Entonces decidieron sentarse los dos juntos en medio de la isla, pero de espaldas el uno del otro, cada cual viendo hacia su lado del mar. Así no estaban solos, y con sus mares se entendían.